La base suave y tranquila, casi adormilante, que acompaña por el fondo durante toda la canción se esconde tras los versos para que podamos apreciar el sentido de la letra. Al contrario que la pista musical, los mensajes que intenta transmitir Kase.O a través de su genio con la pluma no son de perfil bajo ni secundarios, sino especialmente trascendentales. En esta ocasión, y como suele suceder siempre en el rap, la música no quiere distraer al oyente de lo verdaderamente importante.

Siguiendo con aspectos formales, se podría decir con media sonrisa que la estructura de la pista es perfecta (la perfección es el tema central de la propia canción), ya que tanto la selección del acompañamiento como la secuenciación de las estrofas responden a una lógica al mismo tiempo coherente con la narrativa y de gran belleza en lo que a uso de palabras, versos y sonidos se refiere. Cuando la letra nos habla de una realidad que se acelera, la base coge velocidad. Cuando la letra nos habla de sonidos desde el exterior, la voz se distorsiona. El sonido del bajo eléctrico se detiene cuando la historia que nos cuenta Kase.O lo requiere. Sin duda ‘Repartiendo Arte’ es un buen ejemplo de composición musical y de armonización entre el contenido de la letra y el acompañamiento musical. Los sonidos espaciales y celestiales, que beben de Alan Parsons, Pink Floyd (banda de la que también recoge influencias para el diseño visual del videoclip) y Daft Punk, quedan perfectamente integrados a lo largo de la canción para dar una sensación de ingravidez y de confusión.

Más allá de estas apreciaciones de tipo técnico, lo verdaderamente interesante y apasionante de ‘Repartiendo Arte’ se encuentra en el fondo. El contenido de la letra es de una profundidad más que destacable. Filosofía, matemáticas y física se entremezclan para dar forma a una de las mejores composiciones de los últimos años. No hay duda de ello tras analizar y diseccionar esta poesía cuántica. Y quien dude de que ciertamente estamos ante una obra maestra de la música actual, no tiene más que seguir leyendo para descubrir lo fascinante que son estos 04:41 minutos. Antes de dar paso al comentario, es preciso tener bien presente la letra:

Repartiendo arte, porque esa es mi cualidad.
Te llevo de lo cotidiano a otra realidad,
al estado de la incierta forma,
territorio en el que habito cuando todos duermen.

Puedes verme repartiendo arte, porque esa es mi cualidad.
te llevo de lo cotidiano a otra realidad,
al estado de la incierta forma,
territorio en el que habito cuando todos duermen.

Pasaporte con mi nombre rumbo al infinito.
Hay mucho mito, pero nadie ha vuelto y lo ha descrito.
Ese es mi reto. Estoy saliendo ya de mi esqueleto,
dejando ya obsoleto el ámbito de lo concreto. No me limito.

Traigo el tacto de lo abstracto, nada exacto.
Un extracto de lo perfecto, nada recto.
Un instante rutilante, muy brillante,
de la música de un gigante arquitecto.

Brilla esta foto en la que floto, exploto,
dejo este universo roto y choco con otro.
De hecho, yo formo otro que fundo con otro,
que junto con otros que sumo, resulto muchos nosotros.

El punto de expansión total, el origen
del que todos los caminos salen y al que se dirigen.
Donde todos los posibles sucesos suceden.
Donde dicen que cocinan sus besos las mujeres.

Por si acaso me perdiera he tendido un hilo
que me sujeta a la Tierra para viajar tranquilo.
Desde el último balcón del tiempo me asomaré.
Si tú quieres recorrerlo dilo, yo allí estaré.

Repartiendo arte, porque esa es mi cualidad.
Te llevo de lo cotidiano a otra realidad,
al estado de la incierta forma,
territorio en el que habito cuando todos duermen.

Puedes verme repartiendo arte, porque esa es mi cualidad.
Te llevo de lo cotidiano a otra realidad,
al estado de la incierta forma,
territorio en el que habito cuando todos duermen.

Ya regreso a la región de la que todo emana.
Sólo un ser es la legión de la que formo parte.
Quiero hablarte de esa delgada membrana,
esa ventana, traspasada por la raza humana sólo en el arte.

Puerta de todos los datos matemáticos,
paraíso de insensatos catedráticos.
Forma que forma las formas de lo físico.
Norma que anula las normas de lo rígido.

Residencia de la esencia. (De la esencia).
Evidencia de existencias simultáneas,
es un cúmulo de extrañas coincidencias,
de infinitas incidencias espontáneas.

Percepción de la perfección de la percepción de la perfección.
Estoy buscando en lo poético que hay en lo supra-estético,
que hay en lo macro-cromático, que hay en lo no-animal.

Estoy ahí dentro, me veo desde fuera,
justo en el centro de una gran esfera
que está justo en el centro de una gran esfera
que está justo en el centro… ¡Espera, porque se me llevan!

Números que se aceleran hasta la eternidad, pero en negativo.
¡Esta marea me lleva hacia atrás!
Salto al estribillo y allí el futuro cambiaré.
Tú si quieres recorrerlo dilo, yo allí estaré.

Repartiendo arte, porque esa es mi cualidad.
Te llevo de lo cotidiano a otra realidad,
al estado de la incierta forma,
territorio en el que habito cuando todos duermen.

Puedes verme Repartiendo arte, porque esa es mi cualidad.
Te llevo de lo cotidiano a otra realidad,
al estado de la incierta forma,
territorio en el que habito cuando todos duermen.

Es interesante igualmente ver el fantástico videoclip que se publicó junto a la canción, estrenada como single en Septiembre de 2015. Un pequeño adelanto del último trabajo de Kase.O, el disco que finalmente salió en Septiembre de 2016 y que lleva por título El Círculo. Con este video se entiende mucho mejor el significado (o los significados) de ‘Repartiendo Arte’.

La secuencia comienza con un trozo de roca que representaría la realidad en la que vivimos. Podríamos entender este pedrusco montañoso y vacío como la Tierra. La principal característica de este lugar, para el contexto en el que vamos a hablar, es que es un espacio imperfecto. Unas voces femeninas cantan melodías extrañas, y cuando entra la voz de Javier Ibarra el escenario cambia por completo: el pedrusco imperfecto cambia por figuras geométricas sobre las que destaca un busto de estilo griego. No sabemos quién es exactamente, pero puede servir como imagen para evocar a pensadores o filósofos de la Antigüedad, que también buscaban la perfección en el mundo. En estos momentos iniciales suena el repetido estribillo que incluye el título de la canción: «Repartiendo arte, porque esa es mi cualidad. Te llevo de lo cotidiano a otra realidad…».

Aunque toda la canción parece misteriosa y compleja, en realidad Kase.O nos dice bien claro cuál es el objetivo: «…rumbo al infinito. Hay mucho mito, pero nadie ha vuelto y lo ha descrito. Ese es mi reto». Dice que no se pone límites, que se embarca en un viaje que comienza «dejando el ámbito de lo concreto». Es decir, la canción que sigue a esta introducción es el relato de un viaje hacia lo abstracto, hacia un lugar que nadie ha podido describir, a un estado de incierta forma. ¿Quizás el mundo de las ideas del que hablaba Platón? Es un viaje que tiene lugar «cuando todos duermen», es decir, en nuestros sueños. ¿Sólo se puede alcanzar la perfección en los sueños? Es una de las primeras reflexiones que nos deja ‘Repartiendo Arte.

El viaje comienza, y cuando llegamos hasta ese lugar traemos con nosotros la imperfección del mundo real, que no es nada exacto. Somos extractos de lo perfecto, no la perfección personificada. Los seres humanos somos una pequeña parte de la obra de un arquitecto gigante. Esta imagen de un ser creador del universo es muy utilizada en la filosofía clásica para explicar el origen de todas las cosas y de la realidad en la que vivimos. Desde esta perspectiva, la perfección la representaría ese ser creador, y nuestro mundo no sería sino un intento de imitar esa perfección. Un intento fallido, por supuesto.

En el minuto 00:57 suena el verso «…un extracto de lo perfecto…». ¿Qué aparece en ese preciso momento en el videoclip? La representación de la perfección en las matemáticas: un círculo. La letra se asoma tímidamente a la geometría no euclidiana al decir eso de «…nada recto» tras haber presentado al círculo como símbolo de lo perfecto. Rechazo de las rectas y veneración de los círculos. La canción y especialmente el videoclip son una exaltación de la armonía de las esferas.

Tras presentar este nuevo mundo perfecto con guiños a la Antigüedad y diferentes figuras geométricas, Kase.O se atreve a incluir otra variable, y salta desde las matemáticas hasta la física cuántica. Hablar de realidades que se funden entre sí, en universos de los que surgen otros universos, de sucesos que suceden simultáneamente… Es un canto a Interstellar (2014), a Coherence (2013) y a Donnie Darko (2001).

Para viajar por este universo donde las realidades explotan y se funden entre sí, generando nuevas y paralelas realidades, es recomendable tener a una Ariadna que nos ate con un hilo. En el mito del Laberinto de Creta, el héroe Teseo se ataba un hilo para entrar en busca del minotauro. La enamorada Ariadna esperaba en el exterior del laberinto sujetando el importante hilo. Esa cuerda es la que nos mantiene atados a la realidad. Javier Ibarra lo sabe y pretendidamente hace otro guiño a la Grecia Clásica.

En nuestro viaje estamos llegando al punto de expansión total, al origen del que todos los caminos salen y al que se dirigen. ¿El centro de ese multiuniverso? Es un lugar peligroso. Nos asomamos desde «el último balcón del tiempo» para ver lo que hemos dejado detrás nuestro. ¿Qué miramos al mirar atrás si nos encontramos en el balcón del tiempo? El pasado. Todas las realidades que pudieron ser y no fueron, pero que sí están teniendo lugar en el multiuniverso. Hay que recordar que aquí «todos los posibles sucesos suceden».

Más adelante se vuelve a los preceptos de la física cuántica diciendo claramente que es cierta la «evidencia de existencias simultáneas». Efectivamente y de forma resumida, la física cuántica ha demostrado que dos realidades diferentes pueden tener lugar al mismo tiempo. Ocurre a escala cuántica y es emocionante pensar que podría suceder a escala macroscópica. Entonces sería posible vivir experiencias como las que se narran en la canción: «Estoy ahí dentro, me veo desde fuera» (esta frase puede explotarse viendo la película Coherence) o «el futuro cambiaré» (frase en la que se profundiza viendo Interstellar).

Seguimos en este lugar, el centro del multiuniverso, al que hemos llegado bien atados con el hilo de Ariadna. Este lugar que es «residencia de la esencia», es decir, el corazón de todas las realidades posibles. Es una región indescriptible para el ser humano, un espacio oculto tras una membrana, tras una ventana que sólo puede traspasarse a través del arte. Y aquí está la clave de la canción y el mensaje principal. De esto quiere hablarnos Kase.O realmente.

La clave de esta complicada poesía es que la perfección sólo existe en el arte, en la pintura, en la música, en la arquitectura… Ningún ser animal (tampoco los seres humanos) puede aspirar a alcanzar la perfección por sí mismo. Nunca un animal (seres humanos incluidos) será perfecto. Por supuesto la discusión podría profundizarse poniendo sobre la mesa el debate de qué es la perfección y cómo se mide, pero en realidad en el mundo matemático en el que vivimos, basado en números, no podemos negar que una buena forma de medir la perfección es a través de las matemáticas. El círculo es una forma perfecta, como lo es la proporción áurea o tantas otras cosas. Así pues, podemos determinar que La última cena es un cuadro perfecto, que la composición de una partitura se acerca a lo perfecto o que las dimensiones de tal monumento son perfectas. Las normas de lo rígido, las formas de lo físico, son variables que se miden a través de las matemáticas, que son perfectas. En ‘Repartiendo Arte’ se coloca a los datos matemáticos y a los insensatos catedráticos en esta región del universo donde vive lo perfecto. Se puede ver un homenaje a aquellos que buscan la verdad de las cosas y persiguen la perfección en la mención a esos «insensatos catedráticos». Insensatos por desafiar a lo establecido y por no rendirse ante lo evidente.

Antes de terminar la canción, el protagonista reflexiona sobre la perfección añadiendo una nueva variable: la percepción. ¿Hasta qué punto podemos determinar qué es perfecto cuando lo hacemos desde un punto de vista subjetivo y personal? ¿es posible superar la subjetividad y alcanzar la perfección en la percepción de la perfección? Nuestro viajero espacial no tiene tiempo para llegar a ninguna conclusión, porque, como Aureliano en Cien años de soledad, se está viendo a sí mismo desde fuera y una fuerza externa se lo está llevando.

Estoy ahí dentro, me veo desde fuera,
justo en el centro de una gran esfera
que está justo en el centro de una gran esfera
que está justo en el centro… ¡Espera, porque se me llevan!

De pronto en el minuto 03:27, cuando ya parece que ha terminado la historia, sonidos electrónicos y distorsionados nos advierten de un problema: el hilo se ha roto y es imposible regresar. Nuestro viajero queda flotando en el espacio, como el protagonista de ‘Perfect Sense’ (Roger Waters, 1992). Un coro celestial femenino es la única respuesta que escuchan las palabras de resignación. «Me quedo aquí para siempre». El viaje ha sido interior y profundo, y nos ha llevado a conocer el origen de todas las cosas. Nos ha planteado muchas preguntas, y también arrojado algunas respuestas. Pero el destino del protagonista de ‘Repartiendo Arte’ es quedarse en esa región de la que todo emana. Ahora, ¿es un final triste o afortunado? ¿es mejor vivir en el mundo de las ideas o en el mundo real? La eterna reflexión. Kase.O lo tiene claro: «No lo sé, pero me quedo aquí para siempre». Son sus últimas palabras antes de que la canción se apague con fuerza y rotundidad, como si ya nunca fuéramos a volver a conocer la perfección.

Influencias para una canción perfecta

El título de este subapartado pretende introducir un elemento de debate y provocación: ¿es ‘Repartiendo Arte’, que tiene como tema central la reflexión sobre la perfección, una canción perfecta? ¿estamos ante una obra maestra que roza la perfección? Sin duda en el alma de cualquier MC está el ansia por crear las mejores rimas, los mejores versos y las mejores canciones, y también es cierto que el mundo del rap tiene en la soberbia un importante pilar a la hora de producir obras. Sin embargo, dejando a un lado la obligada chulería que recorre las líneas de ‘Repartiendo Arte’ (Kase.O se presenta como liberador de las masas y conocedor único de la verdad absoluta), es pertinente plantearse si nos encontramos frente a una composición perfecta. ¿Ha alcanzado Javier Ibarra la cima en términos de calidad con esta canción?

Para responder a esta importante pregunta habría que analizar ‘Repartiendo Arte’ en varias dimensiones. Volviendo a un comentario de tipo técnico, es destacable la calidad del texto. No sólo por la variedad y riqueza de términos y conceptos utilizados, sino también por el uso de figuras literarias muy efectivas, como las de repetición, y que refuerzan el mensaje que se quiere transmitir. En este sentido no es de extrañar que muchos raperos puedan considerarse también poetas. Como acostumbra a hacer Kase.O, en esta ocasión también se ha acercado a los más grandes.

En cuanto a la riqueza de las referencias culturales (muy importantes a la hora de dotar de calidad a una obra), la canción está repleta de guiños. No sólo en la letra, sino en la propia producción. El videoclip se ha dejado influenciar por el estilo Pink Floyd, y también durante la canción escuchamos sonidos que recuerdan a la banda inglesa. Por ejemplo, la sección final de ‘Repartiendo Arte’, con un intercambio de cantos entre la voz principal y los coros femeninos («Me quedo aquí para siempre» dice él. «¿Cuánto dura un siempre?», preguntan las voces) tiene una estructura parecida a ‘Talk to me’, del álbum The Division Bell (Pink Floyd, 1994). También el estilo general de la canción de Kase.O recuerda a los sonidos espaciales de Pink Floyd.

Además de las influencias de diferentes estilos musicales, Kase.O vuelve a hacer gala de su conocimiento sobre la filosofía clásica. En la canción ‘Javat y Kamel’ ya reconoce: «Bebí del biberón de Cicerón y de Virgilio, hoy soy poeta con emoción a domicilio», y en ‘Repartiendo Arte’ las influencias filosóficas están bien claras. Son evidentes los guiños a la obra de Platón, en especial a la Teoría de las Ideas. En cuanto a influencias científicas vemos el peso de las matemáticas como disciplina asociada a la perfección, y la curiosidad por los temas de física cuántica, ya comentados anteriormente.

Por todo ello podríamos decir que Kase.O se ha acercado mucho a la perfección de la que tanto habla su canción. ‘Repartiendo Arte’ tiene todos los ingredientes para considerarse una obra maestra. La base musical puede gustar más o menos, pero es de buena calidad y está en perfecta sintonía con la letra. La producción de la canción, desde los aspectos técnico-musicales hasta el propio montaje del videoclip final, es excelente también. Tiene un gran bagaje cultural y muchas influencias. Y finalmente el fondo de esta composición es extremadamente profundo, complejo y filosófico, algo que pocos artistas y músicos consiguen. Partiendo de la base de que las obras con significado son de mayor calidad, podemos determinar que ‘Repartiendo Arte’ es una canción casi perfecta. No hay que olvidar que esta pista forma parte de un álbum que lleva por título El Círculo, y ya sabemos que no hay nada más perfecto que el círculo…