El espacio urbano: un análisis general

El aspecto de las urbes más antiguas son el resultado de siglos de historia y cambios. La forma urbana de estas ciudades puede presentar rasgos de la ocupación colonial, de la fundación griega, del paso de los romanos, de las reformas decimonónicas, de los efectos de la industrialización… Es, en definitiva, una morfología urbana compleja. Las ciudades europeas son buen ejemplo de ello. Son las ciudades del Viejo Continente, después de todo. Algunas de ellas tienen más de 2.000 años de historia.

Este tipo de ciudades no se encuentran en los países más jóvenes, como Estados Unidos, donde la mayoría de ciudades apenas llegan a los 300 años. Es por ello que la morfología urbana en este país no es tan complicada, razón precisa por la que ha sido más fácil de exportar el modelo urbano que allí predomina.

El país más influyente del mundo ha conseguido expandir sus hábitos por el resto del planeta, ya sean en la dimensión social, cultural, económica o política. El ámbito de la planificación urbana y la ordenación territorial no ha sido una excepción, y desde el final de la Segunda Guerra Mundial el modelo americano consiguió implantarse en otros países, como Australia o Canadá.

Es una morfología urbana muy característica: una zona central de la ciudad en la que el casco histórico comparte espacio con el distrito financiero, y, alejándose de este corazón de la ciudad, una vasta extensión de barrios de viviendas unifamiliares con jardín. Sin duda es una planificación urbana asociada a un determinado modelo de vida (la American Way of Life).

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En esta vista frontal de la ciudad de Dallas podemos observar el imponente skyline del fondo, que representa al distrito financiero. En primer plano, la zona residencial suburbana. El padre trabaja en el centro de la ciudad, y se desplaza hasta allí en su vehículo privado. La mujer se ocupa de las labores del hogar y de hacer la compra y preparar la comida. Los niños van en bicicleta o en autobús amarillo al instituto. Es un estilo de vida que todos conocemos.

En este artículo vamos a alejarnos de las implicaciones sociales o sociológicas que esta morfología urbana tiene asociadas y centraremos la atención exclusivamente a la realidad física, a los elementos físicos que componen esta forma de entender las ciudades. El siguiente esquema intenta poner ejemplos reales para cada zona de la ciudad, según la concepción americana. Distinguimos distintos espacios, desde el ámbito puramente rural hasta el centro de la urbe.

En el mundo actual las ciudades son los grandes protagonistas. Las transacciones económicas, las decisiones políticas, la actividad humana, la actividad financiera y los principales acontecimientos tienen lugar principalmente en las ciudades. Es por ello que, en nuestro esquema, la Zona 1 y la Zona 2 también son espacios relacionados con la propia ciudad, aunque sean de características no urbanas. La Zona 1 es el lugar al que los urbanitas van a pasar el fin de semana, y muchos de los habitantes de la Zona 2 trabajan en la Zona 5.

Las Zonas 3 y 4 son donde se sitúa el 95% de la población de la ciudad. Pueden ser barrios de edificios de varios pisos y establecimientos de servicios (Zona 4), o barrios residenciales en los que la gente se mueve en coche (Zona 3). La Zona 4 aparece en las ciudades europeas, y la Zona 3 es más común en las ciudades norteamericanas.

Las Zonas 5, 6 y 7 existen actualmente en casi todas las ciudades de gran tamaño (más de medio millón de habitantes). Todas ellas tienen un centro urbano (con más o menos siglos de historia), una zona financiera (que no necesariamente tiene que situarse en el centro físico de la ciudad) y un gran espacio de superficie dedicada al comercio (suele estar a las afueras de la ciudad).

Este es un modelo creado en Estados Unidos, y que entiende la ciudad de manera muy sencilla, con una utilización de espacios bien diferenciada: se vive en una zona, se trabaja en otra, y se encuentra el ocio en otra. En Europa todavía predominan las ciudades donde el espacio tiene varios usos: se puede vivir en la zona de ocio, se puede trabajar en el barrio en el que vives. En cambio en las ciudades estadounidenses han preferido no complicarse y copiar el modelo: Dallas, Houston, Denver, Los Ángeles, Seattle, Atlanta, Chicago… todas ellas tienen un distrito financiero y amplias carreteras que unen los barrios residenciales con las zonas de trabajo. Cada familia disfruta de una parcela con jardín, lo cual agranda el tamaño de las ciudades enormemente.

Estudio de caso: San Antonio (Texas)

Para comprobar si esta esquematización del espacio urbano es correcta, vamos a analizar un estudio de caso concreto. La segunda ciudad más grande de Texas, San Antonio, es una de las urbes de mayor crecimiento demográfico y de mayor expansión urbana de todo Estados Unidos. Actualmente tiene una población de 1,4 millones de habitantes, que llegan a los 2,5 en su área metropolitana.

San Antonio es una ciudad muy extensa (1.200 kilómetros cuadrados) y a lo largo de la vasta llanura en la que se asienta podemos observar esa misma morfología urbana de la que hemos hablado. La densidad de elementos urbanos va en aumento conforme nos acercamos al corazón financiero de la ciudad. De manera muy evidente, en el área de San Antonio pasamos de una zona natural poco poblada, de características rurales, a una zona totalmente urbanizada. Entre estos dos paisajes, la ya típica extensión de viviendas unifamiliares con jardín que aparece en todas las ciudades de Norteamérica, y que en el caso de San Antonio llega a tener 25 kilómetros de recorrido en línea recta.

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Hay pocas ciudades que trasladen con tanta precisión el modelo que hemos diseñado a su realidad urbana. La imagen anterior es bastante explicativa: efectivamente en San Antonio encontramos bien diferenciado el distrito financiero de la zona suburbana, así como las distintas zonas que hemos distinguido.

A continuación vamos a sumergirnos en la realidad urbana de San Antonio, tratando de hacerla extensible a cualquier otra ciudad norteamericana. Una generalización que encontrará errores en ciertos casos puntuales, pero que sirve para caracterizar a la mayoría de ciudades de esta región y para conocer mejor el modelo que tanto éxito ha tenido.

Comenzamos por la que hemos llamado «Zona 1: zona natural». A una distancia de 30 kilómetros del corazón de San Antonio el paisaje es puramente natural. No se encuentran edificaciones. Quizás algunas instalaciones eléctricas, y carreteras y vías de comunicación. Pero no hay rastro de calles, casas o tiendas. Estamos en las afueras de la ciudad.

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Esta zona sería la adecuada para hacer desaparecer un cuerpo, para quemar un coche o para enterrar un secreto. Es por ello que es en este tipo de paisajes donde, en las películas, los malos realizan sus peores actuaciones. Lugares alejados de la ciudad, perfectos para rodar la escena final de ‘Seven’ o algún pasaje de ‘No es País para Viejos’. No necesariamente deberíamos considerar este espacio como parte del espacio urbano, pero sí es cierto como hemos dicho que algunas instalaciones relacionadas con la energía o el agua que abastecen a las urbes suelen situarse en esta zona.

La Zona 2 es la zona rural, donde algunos habitantes aguantan la atracción de la ciudad y se mantienen viviendo en casas aisladas y esparcidas por el monte. Están bien conectados a las autopistas que comunican con el centro de San Antonio y (lo más importante) con la zona comercial.

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No muchas familias viven en la incómoda zona rural: los niños están lejos del instituto, los padres tienen que desplazarse muchos kilómetros para ir a trabajar… Quizás algunos de ellos todavía trabajen las tierras de cultivo que quedan por esta zona, pero lo más normal es que tengan su puesto de trabajo en alguna tienda de la Zona 5. No son el perfil de personas que trabajen en las oficinas de las empresas de la Zona 6 (el distrito financiero).

Nos acercamos más al corazón de la ciudad y llegamos a la Zona 3, el espacio más característico de las ciudades de Estados Unidos, donde tienen lugar las series y películas. Esas calles anchas, con casas separadas entre sí por zonas ajardinadas. Son los suburbios (según la aceptación del término inglés suburb, ya que técnicamente en castellano ‘suburbio’ hace referencia a un barrio de clase baja y marginado. En cualquier caso ambas palabras hacen referencia a una zona alejada del centro de la ciudad). En el caso anglosajón, los suburbios no tienen porqué ser zonas degradadas: en realidad suelen ser zonas de clase media y alta.

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Desde el aire, las viviendas unifamiliares, todas tan iguales, conforman un paisaje muy característico. Adentrándonos en su interior, encontramos un ambiente agradable, verde, tranquilo, espacioso… un lugar en el que todos querrían vivir… aparentemente. El modelo de la dispersión urbana tiene también sus efectos negativos: especialmente la dependencia del automóvil, que a su vez está relacionada con otros factores negativos como la contaminación o la obesidad. Además, no todos los suburbios están alejados de la pobreza.

La Zona 4 es menos común en las ciudades estadounidenses. Encontramos ejemplos en ciertos barrios de Manhattan, en Nueva York, pero no se suele encontrar este tipo de espacios (barrios de edificios de varias plantas) en las grandes ciudades del interior del país. En el caso de San Antonio apenas vemos algunos de estos edificios de viviendas, ya que como se ha dicho la gran mayoría (por no decir la totalidad) de la población habita en casas unifamiliares alejadas del centro.

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En esta Zona 4, puramente urbana (con menos espacios verdes y con alta densidad de elementos urbanos), tienen especial importancia los usos del suelo relacionados con los servicios públicos (edificios gubernamentales, centros de salud…) y el comercio (supermercados, tiendas…).

Vamos poco a poco acercándonos al centro urbano (Zona 5), en el que volvemos a encontrar variedad en el uso del suelo. El uso residencial (poco común) se combina a los monumentos históricos (que dan cuenta del pasado de la ciudad), edificios de oficinas, tiendas… y tráfico.

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Es en el centro urbano donde los jóvenes de los suburbios encuentran las discotecas, las salas de cine o las boleras. El ocio se combina con tiendas de alimentación, ropa, tecnología, libros… etc. También hay bares y restaurantes. Es el corazón social de la ciudad. El corazón físico es el distrito financiero, situado estratégicamente en el centro de la urbe.

La Zona 6 no entiende de usos de suelo. En las ciudades norteamericanas este lugar está pensado y destinado para el uso financiero. Existen algunas tiendas de alimentación para que los empleados de los rascacielos puedan comer (no les da tiempo a regresar a sus casas en la Zona 3), pero principalmente encontraremos edificios gigantes de cristal y hormigón. Colmenas llenas de mesas, llenas de papeles, llenos de números. Cada trabajador con su ordenador personal.

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Precisamente San Antonio no es un gran ejemplo de ciudad financiera o con un CBD (Central Business District) muy desarrollado, pero podemos encontrar rasgos de la Zona 6 en otras muchas ciudades de Estados Unidos, Australia o Canadá.

La juventud de ciertas ciudades ha permitido diseñarlas de manera sencilla, colocando la ‘zona gris’ en el centro y difuminando la densidad de edificios hacia la ‘zona verde’, que es en definitiva la zona rural. Así, como veíamos en el caso de Chicago, la sucesión de paisajes urbanos está asociada no sólo a una serie de colores y formas, sino también a características sociales y culturales. ¿En qué zona viven los negros y asiáticos? ¿en qué tipo de viviendas viven los trabajadores de las grandes multinacionales? ¿disfrutan de espacios verdes los más pobres? ¿cuántos coches tiene una familia que vive en la zona residencial de clase media?

Los contrastes socioespaciales que aparecen en todas las ciudades quedan mucho mejor evidenciados en este «modelo estadounidense», en el que la propia ciudad ha sido diseñada para establecer diferencias en el uso del suelo, que inevitablemente producen diferencias en las formas de vida de los ciudadanos en función de en qué zona residan.

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