Después de escribir mucho sobre la reflexión que suscita el cuestionamiento y la construcción de la realidad que nos rodea, creemos que es el momento de dar el paso final y compilar todo el conocimiento adquirido y darle sentido. En ocasiones parece que la filosofía se pierde transitando caminos sinuosos llenos de sombras y que vuelve sobre sí misma sin llegar a dar respuestas claras. Evidentemente las cuestiones que aborda esta disciplina son complejas y no se dejan comprender con facilidad. No es sencillo concluir con certeza el proceso reflexivo.
En contraposición encontramos las matemáticas. La disciplina de la exactitud y las normas. Nada escapa a la perfección de los números. Quizás matematizar la filosofía sea un error, pero nos parece una buena manera de finalizar la eterna reflexión sobre qué es la realidad y cómo se define lo real. Por ello, en este artículo presentamos la Fórmula de la Realidad, una operación sencilla que suma los factores que, según nuestra reflexión, dan lugar a la realidad.
Remitimos como siempre a la serie de artículos de Reflexión sobre la Realidad que podéis encontrar en la sección VENTURA Reflexión. Hemos abordado la cuestión desde la tecnología, desde la sociología, a través del cine, desde la filosofía más pura… y finalmente creemos haber dado con la clave para definir el complejo concepto de real.
Superando la aproximación metafísica de la cuestión vamos a ignorar las preguntas que se hacen sobre la realidad (¿cómo es?, ¿qué principios la rigen?, ¿cómo funciona?) para contestar a la pregunta que creemos más acertada: ¿qué factores componen la realidad? Analizando las características de cada factor que forma la realidad podemos acercarnos a comprenderla mucho mejor. Si bien nunca llegaremos a dar una respuesta definitiva y concluyente, porque la realidad es algo cambiante.
Debemos recordar que realidad y real son simplemente palabras. Términos inventados por el propio ser humano y que forman parte del lenguaje que utilizamos para hacer más sencilla nuestra existencia y permitir nuestra supervivencia. Real no significa nada. Real son cuatro letras agrupadas. Es importante vaciar de significado estos conceptos para poder realizar la reflexión sin estar contaminados por presunciones.
Lo que queremos es definir la realidad y lo real a través de una construcción sencilla que sume varios factores. Lo complejo está en la identificación de dichos factores, algo que ya hemos ido haciendo desde hace unos años mediante la reflexión continua (leyendo a otros autores y repasando a los grandes filósofos) y el método científico (la observación del mundo y la sociedad que nos rodean).
En nuestra reflexión estamos dando vueltas a dos de las clásicas preguntas de la metafísica:
- ¿qué es lo que hace que podamos considerar algo como real?
- ¿en qué medida la realidad es fruto del individuo o sencillamente es con independencia del individuo?
La respuesta a la segunda pregunta abriría un interesante debate, pero apostamos por el antropocentrismo y entendemos la realidad como una construcción de la mente humana. No vamos a basarnos en que la realidad existe por sí misma, porque además de ser complicado de sostener, es un problema imposible de abordar desde nuestra limitada consciencia. Por muchas razones, explicadas en artículos como este, este, este o este, creemos que la realidad y lo real son algo fabricado por nuestro cerebro, definido por nuestro lenguaje y admitido por nuestra historia. Si no nuestro cerebro no hubiera existido en la Historia del Universo, no habría necesidad de este tipo de discusiones, y la realidad ni siquiera existiría como concepto.
La respuesta a la primera pregunta se puede adelantar de manera resumida: hemos concluido que la realidad es una construcción basada en dos variables principales: la percepción y el sentido común. La fórmula no es tan sencilla, ya que estas variables se componen a su vez de distintos factores y son de naturaleza muy diferente: mientras la percepción es algo interno, que surge del interior de cada individuo, el sentido común es una suma de elementos que proceden del exterior.
En resumen, nuestra Fórmula de la Realidad queda expresada de la siguiente manera:
En una simple suma de factores englobados en distintos bloques, pero creemos que puede ser interesante a la hora de explicar cómo funciona nuestra relación con la realidad que nos rodea, analizando qué variables influyen en la construcción de lo real. A continuación abordamos cada una de las variables:
La percepción: un proceso interno
La primera variable que queremos construir para elaborar una buena ración de realidad es la percepción (P). Precisamos de mucha cantidad para comenzar a cocinar. Hemos dividido la percepción en tres dimensiones diferentes, que se suman para conformarla: percepción científica (P1), que valora factores demostrados científicamente relacionados con el modo de percibir la realidad, la percepción social (P2), que engloba interesantes variables que tienen que ver con la percepción construida en relación con el entorno, y la percepción personal (P3), que se refiere exclusivamente al escotoma o capacidad mental que tiene la persona para escoger qué ver.
- percepción científica (P1):
- percepción relativa (r): en función de la posición se percibe una cosa u otra. Esta sencilla idea es en realidad muy importante y trascendental para entender que la realidad no es algo concreto, sino que depende del individuo que la observa. La Relatividad descrita por Galileo ya demuestra que dos sistemas de referencia perciben una misma realidad de dos maneras distintas, y que ambas son correctas. El estado de movimiento en el que se encuentra constantemente el ser humano hace muy compleja la descripción fiel de la realidad que nos rodea. Se puede ampliar esta variable con el siguiente artículo.
- percepción cuántica (c): no podemos percibir realmente las cosas hasta que no las vemos. Hay que tener en cuenta la descripción de la realidad que hacen Schrödinger y Heisenberg, que demostraron que la materia tiene un doble comportamiento. Es físicamente cierto que no podemos conocer simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula, por lo tanto no es una locura afirmar que nos es imposible como individuos conocer la verdadera naturaleza de la realidad. Siempre que miremos, veremos una realidad, no la realidad completa. Estaremos viendo nuestra realidad. Y si los sentidos que miran son los de otro individuo, la realidad que verá será otra, y será su realidad. Tan real como la nuestra. Más información se ofrece en este otro artículo.
- percepción sociológica (P2):
- teorema de thomas (t): la realidad es según cómo la entendemos. Aunque la realidad fuera algo concreto y definido, lo importante realmente es cómo la percibimos. En este sentido el Teorema de Thomas nos descubre algo interesante: da igual cómo sea la realidad que nos rodea, pues aunque el individuo la interprete erróneamente, los actos que lleve a cabo terminarán configurando una nueva realidad acorde a su interpretación. La realidad real cambiará para ajustarse a la realidad percibida. ¿Por qué? Porque la percepción está relacionada con los actos físicos que realizamos, y esos actos son parte de la realidad, porque ocurren. Este curioso teorema se explica en el siguiente artículo.
- profecía autocumplida (p): la realidad que esperamos es la realidad que acabamos obteniendo. Este increíble comportamiento humano es clave para entender que la realidad se construye y no es algo estático. La teoría de la Profecía Autocumplida ha demostrado con varios estudios que el individuo es capaz de crear realidades que no iban a ocurrir a través de su convicción y pensamiento. El ejemplo más repetido está en la enseñanza: imaginemos la siguiente realidad: tenemos una clase en la que las calificaciones que obtienen los alumnos son bajas. Esa es la realidad: es una clase mala a nivel académico. Entonces aparece un profesor que rechaza esa realidad y se convence a sí mismo y convence a los alumnos de que pueden sacar mejores notas. Entonces la realidad cambia: la clase ya no es una clase mala a nivel académico. La percepción del profesor ha hecho que actúe de una determinada forma que ha acabado propiciando un cambio en la supuesta realidad establecida. Profundizamos más en este artículo.
- percepción personal (P3):
- escotoma (e): el cerebro escoge qué información ver. Se ha demostrado que el cerebro humano tiene la capacidad de prestar más atención a unas cosas que a otras, de forma que minimiza la observación de ciertas esquinas de la realidad, o incluso las elimina de nuestro campo mental (que no visual: las vemos, pero no las interiorizamos cognitivamente). Esta habilidad sin duda nos ayuda a centrarnos en lo que para nosotros es importante, pero a la vez distorsiona la realidad a la hora de percibirla. Hablamos de esta función del cerebro en el siguiente artículo.
Con los factores que planteamos en el bloque de la percepción podemos dar respuesta a la pregunta de si todo lo racional es real. No se puede afirmar tal cosa, ya que siguiendo las leyes de la física (que rigen la propia realidad) y teniendo en cuenta el funcionamiento de nuestro cerebro, sabemos que hay muchas cosas que podemos razonar y no se ajustan a la realidad. Podemos estar viendo un electrón, definirlo, medirlo, identificarlo, describirlo, razonar sobre su existencia… y sin embargo podemos estar completamente equivocados, porque ese electrón no es así, no está ahí. No es la realidad real. Por mucho que razonemos no haremos que nuestra observación del electrón pase a ser algo real. La física cuántica ya se ha encargado de complicarnos la explicación de la realidad asegurando que dos realidades pueden ser verdaderas al mismo tiempo. Además, habilidades como el escotoma nos llevan a ver determinadas realidades que no tienen porqué ajustarse a la verdadera realidad del mundo que nos rodea, y por tanto el hecho de que podamos razonar sobre ellas no les otorga necesariamente veracidad. La percepción y la racionalidad no describen necesariamente la realidad.
El sentido común: una construcción externa
El sentido común (k) no se construye personalmente: se adquiere al entrar en contacto con otros seres humanos. El sentido común son un conjunto de presunciones y aceptaciones creadas en común, en sociedad. El sentido común nos dice que el color rojo significa «prohibido», cuando el rojo en realidad no significa nada.
Para componer la Fórmula de la Realidad consideramos que el sentido común (k) viene determinado por dos variables: la información recibida (i) y la experiencia vivida (x). En la construcción de k tiene más peso i que x.
- La información recibida (i) puede denominarse también educación, y nos llega desde que nacemos a través de
- personas cercanas: principalmente familia durante los primeros años, luego, al ampliar la red de contactos a través de la socialización, mediante compañeros, amigos, profesores y otras personas
- y los medios de comunicación: desde los dibujos animados en la infancia hasta los libros, periódicos, informativos, televisión, películas, series o videojuegos. Todos estos elementos, además de cumplir un objetivo principal diferente en cada caso, coinciden en transmitir información (valores, ideas, formas de actuación, comportamientos, modas, ética, lenguaje, actitudes…) que configurarán la personalidad del individuo, dando lugar a un sentido común concreto.
- La experiencia vivida (x) es muy importante a la hora de establecer el sentido común del individuo, porque mediante el proceso de prueba y error los niños van comprendiendo los modales, actitudes y normas que deben adoptar para cada situación de la vida corriente. Conforme se alcanza la edad adulta, esa experiencia va interiorizando el sentido común que se ha acordado por la sociedad.
Es importante señalar que, al ser el sentido común un constructo social, es susceptible cambiar tan pronto como cambien los acuerdos comunes. Si en el año 2100 la sociedad ha decidido darle al color rojo el significado de «permitido», entonces la realidad será que el color rojo es una señal de permiso, no de prohibición. ¿Quiere esto decir que si el paradigma cambia, la realidad también cambia? ¿no es la realidad algo estático, definido y constante, igual para todos? Parece claro que no. La realidad no es algo. La realidad se construye.
Explicación de la Fórmula
Como hemos visto, la Fórmula de la Realidad suma hasta siete variables, agrupadas en cinco categorías dentro de dos grandes bloques. Los bloques son la percepción (P = P1 + P2 + e) y el sentido común (k = i + x).
A continuación explicamos y reflexionamos sobre las variables que conforman cada bloque. Comenzamos por la percepción (P), que se divide en distintas tres categorías.
P = P1 + P2 + e
La percepción científica (P1) es el primer pilar sobre el que se apoya toda nuestra teoría. No hay nada más cierto que la ciencia probada. El funcionamiento mismo de la realidad física nos da bastantes pistas de cómo se construye, efectivamente, la realidad. Cada individuo construye la suya propia y define qué es lo real en función de:
- su posición en la realidad física (r) y
- su observación (c)
De manera que, siguiendo los postulados de la Relatividad (r) y la física cuántica (c) podemos afirmar que la realidad que percibe cada persona en cada momento es diferente en cada sujeto. Es por tanto que la realidad debe ser una construcción interior de cada individuo, porque físicamente nos es imposible conocer la realidad total. Nuestro cerebro no es capaz físicamente de percibir la realidad al completo, y sólo retiene una parte de la realidad real. Esa parte es lo que cada uno de nosotros definimos como lo real. Pero en realidad no es lo real, no es la realidad. Es simplemente nuestra realidad.
Añadido a la percepción científica está la percepción sociológica (P2) que se basa en dos comportamientos sociológicos bien descritos por los psicólogos y sociólogos y cuya efectiva actuación está demostrada: el individuo construye su propia realidad (es el Teorema de Thomas, t) y lo que esperamos que sea la realidad, finalmente es la realidad (la Profecía Autocumplida, p).
- construimos la realidad (t)
- lo que esperamos que sea la realidad, es finalmente la realidad (p)
En otro nivel está la percepción personal (P3) que se compone principalmente del escotoma (e), que como hemos explicado consiste en la habilidad que tenemos las personas (nuestro cerebro) de seleccionar qué información percibir y procesar. Es un factor muy importante a la hora de construir la realidad que describimos, porque nuestros filtros mentales pueden ser automáticos y manipular nuestra percepción del mundo que nos rodea. En este sentido se puede decir que el ojo ve la realidad que quiere ver, no la realidad que es.
El otro bloque que compone la realidad es el sentido común (k), que va tomando forma dentro de cada individuo desde la infancia por contaminación exterior, es decir, por la acción de elementos ajenos a nuestro cerebro. Tanto i como x son factores que no aparecen biológicamente ni genéticamente en nosotros mismos. Son factores adquiridos por nuestro contacto con el exterior.
k = i + x
La variable del sentido común (k) demuestra que lo real puede ser algo muy distinto en función del ámbito social en el que nos encontremos. El sentido común occidental no es completamente igual al sentido común de la sociedad china, por ejemplo. Lo que en unos sitios entra dentro del sentido común o es una acción normal, en otros puede no serlo tanto. Por lo tanto la descripción de la realidad será también diferente. Estas diferencias se pueden apreciar de manera espacial pero también temporal: la realidad que definimos en 2018 es distinta a la que percibían los seres humanos del año 400 a.C., y sin embargo es la misma realidad (¿no?). De la misma manera, la realidad que percibimos en el presente puede no ser la misma que perciban los seres humanos del año 2350. Este argumento apoya nuestra afirmación de que la realidad debe ser una construcción. Creemos que el sentido común (k) se forma a través de
- la información (i), que nos llega de las personas cercanas y de los medios de comunicación
- la experiencia (x), que nos llega de manera progresiva y personal, y se construye internamente a partir de eventos externos
Pensamos que la información (i) que recibimos proviene principalmente de las personas cercanas (aquellas personas con las que tenemos contacto sensorial: no recibimos información de individuos que no se ponen en contacto con nosotros) y de los medios de comunicación (no sólo informativos, también de entretenimiento). La importancia de la información que nos dan las personas es vital en la configuración de la realidad que vemos. Lo que nos dice nuestra madre, lo que nos transmiten nuestros amigos, los consejos de nuestra abuela… desde muy temprana edad toda esta información va configurando un sentido común dentro de nosotros que, en realidad, no hemos construido independientemente y que nos condicionará a la hora de percibir el mundo que nos rodea. Sobre la influencia de los medios de comunicación en nuestra propia personalidad, ideología, sentido común y actitudes se puede encontrar reflexiones en artículos como este, este o este.
UNA DUDA RAZONABLE
¿Qué tiene más peso, el sentido común (k) construido a lo largo de toda la vida y aceptado por la realidad social que nos rodea, o la percepción (P), que nos dice internamente qué es lo que vemos?
- el sentido común (k) nos convence de que la realidad es como es porque así es para todos los demás
- la percepción (P) nos convence de que la realidad es como es porque así es para nosotros mismos
Habíamos valorado repartir las fuerzas entre P y k en un 60-40 a favor de la percepción, argumentando que no importan tanto los acuerdos sociales que forman el sentido común general como lo que realmente creemos percibir. A la hora de la verdad, ¿a quién haríamos más caso, al sentido común dictado por el exterior o a nuestra propia percepción? Parece que lo más lógico es hacer caso a lo que nuestro propio cerebro nos dice, pero en la sociedad actual no podemos afirmar que no habría gente que prefiriera seguir la corriente de la masa y desechar la realidad que su propia percepción le muestra. ¿Cuántas veces no nos hemos creído equivocados por ver lo que hacían los demás? Ahí está el sentido común ganando la partida a la percepción.