un artículo de Albert Kim

Cuando los humanos pasamos de ser una sociedad cazadora-recolectora a una sociedad basada en el sedentarismo y la agricultura, los motivos a la hora de seleccionar el enclave de asentamiento eran principalmente los recursos naturales y la fertilidad de la tierra para poder establecerse el máximo de tiempo posible. Son las condiciones de ese espacio las que tienen una gran influencia en las características de la sociedad que habita, y terminan condicionando los aspectos culturales, económicos y sociales de ésta. En el caso de la filosofía oriental, siempre ha estado muy basada en la búsqueda de la armonía entre seres humanos y natura. Es aquí donde aparece el arte del conocido internacionalmente como fengshui.

El fengshui es la pronunciación china de los caracteres 風水, que en coreano se pronuncian como pungsu y en japonés como fusui, y que literalmente significan ‘viento y agua’. La filosofía del fengshui pretende traer fortuna durante la vida, la muerte y el mundo espiritual a partir de la colocación de los objetos en un espacio en armonía con el universo. Este arte ha sido muy usado en las bases del urbanismo de las ciudades asiáticas. Algunos de los casos más bien documentados son los de ciudades como Pequín y Nanjing en China, Kioto y Nara en Japón, y Seúl en Corea.

En el caso de Corea muchos de los asentamientos urbanos se caracterizan por los criterios del fengshui. Una zona llana con montañas en la parte trasera, un curso de agua en forma curva en la parte delantera, y normalmente encarando hacia el sur, permitiendo la máxima exposición solar.

Andong, una aldea construida bajo los principios de fengshui.

Las montañas en la parte trasera deben tener una forma ondulada y extenderse en forma de brazos hacia ambos lados para proteger los laterales. En los pies de esta montaña se encuentra el que se denomina ‘cueva o agujero’(穴, hyeol – Usado también como puntos vitales del cuerpo humano en acupuntura), un lugar ideal para el palacio o la oficina administrativa principal, ya que se considera el punto con más energía (氣, gi). Es en este punto donde en Seúl se encuentra el palacio Gyeongbokgung de la dinastía Joseon, símbolo soberano de ese período. Motivo por el cual, los japoneses durante su colonización destruyeron gran parte del palacio y construyeron su edificio de control frente a éste mismo.

El pungsu (variación coreana del fengshui) define un lugar propicio como aquel que está rodeado en equilibrio con el ‘dragón azul’, el ‘tigre blanco’, el ‘fénix rojo’ y la ‘tortuga negra’, que vienen a ser las montañas de los alrededores.

1. ‘Tortuga Negra’ (玄武hyeonmu. Montaña principal 主山 jusan)

Fuente de energía principal. Su concentración, capacidad y fuerza dependen de su tamaño, forma y condiciones del suelo.

2. ‘Dragón Azul’ (靑龍 cheongryong)

Su función es mantener la energía vital en buenas condiciones en el lado izquierdo de las tumbas y las casas.

3. ‘Tigre Blanco’ (白虎 baekho)

Su función es mantener la energía vital en buenas condiciones en el lado derecho de las tumbas y las casas.

4. ‘Fénix Rojo’ (朱雀 jujak)

Su función es mantener la energía vital en buenas condiciones en frente de las tumbas y las casas.

Otro elemento clave es el agua (水 su). A diferencia de la montaña, material estático y asociado al yin (陰 eum), el agua es el material dinámico y asociado al yang (陽). La característica del yin es constancia y la del yang es cambio. Las montañas equivaldrían al cuerpo humano y el curso del agua a las venas y la sangre. Cuando la sangre tiene una buena circulación la persona está sana y fuerte, pero en caso contrario, puede tener problemas de salud. Por eso, hay que buscar un lugar donde el agua fluya sin dificultad.

Palacio Gyeongbokgung y Casa Presidencial Cheonghwadae (Hyeol) al fondo, bajo los pies de la montaña Bugaksan (Hyeonmu)

Conociendo un poco Seúl, vemos que la ciudad se fundó en un lugar que cumple todas las características del pungsu, y podemos reconocer fácilmente sus elementos en el territorio. Como ya hemos identificado anteriormente, el palacio Gyeongbokgung se sitúa en la ‘cueva’. La ‘tortuga negra’ o montaña principal sería Bukakasan (북악산). De ella se extienden  por un lado la montaña Inwangsan (인왕산), viniendo a ser el ‘tigre blanco’, y por el otro, Naksan (낙산), que sería el ‘dragón azul’. La montaña más famosa de la capital, Namsan (남산), junto con Gwanaksan (관악산) en el sur, formarían el ‘fénix rojo’.  Por último el río Hangang sería la principal fuente de agua.

Mapa de la antigua Seúl, por The Korea Herald.

En resumen, la antigua Seúl era un lugar de lo más favorable según las bases de esta filosofía. Montañas por el norte, este, oeste y sur. El palacio en los pies de la montaña. No muy lejos del palacio una pequeña montaña que hace de frontera, y un poco más al sur el río que fluye de este a oeste. Y toda la ciudad, asentada en un suelo llano convirtiéndola en un lugar armónico según la teoría.

Toda esta armonía se pierde cuando la ciudad empieza a crecer descontroladamente. Su población pasó de tener  100 000 habitantes en 1394, 1 millón y medio en 1958, a los aproximadamente 10 millones actuales. Durante el crecimiento de los años 80, hubo un boom de proyectos urbanísticos en el sur del río Han (강남– Gangnam), convirtiendo todo el suelo fértil en áreas urbanas, principalmente residenciales. El área total pasó de los 268 km2 de 1958 a los 606 km2 de ahora, convirtiéndose en una de las mega-ciudades de Asia.

Este rápido crecimiento ha dado como resultado la reducción de los espacios verdes, una fragmentación del hábitat, superficies impermeables, deterioro de la calidad del agua, etc. Es decir, la pérdida de la natura en la ciudad, pasando de tener un 42% de áreas forestales en 1988 a un 26% en 1999.

Fotografía tomada desde la montaña Namsan (Jujak). La montaña a la izquierda es Inwangsan (Baekho), en el centro se encuentra Bugaksan (Heyonmu) y a la derecha la montaña Naksan (Cheongryong)

En los últimos años, vista la cantidad de problemáticas ambientales que afectan la ciudad y todas sus consecuencias,  se empiezan a tratar los temas de sostenibilidad y ecología urbana, para recuperar el contacto entre natura y ciudad. Es aquí donde el fengshui vuelve a tomar su espacio en el ámbito de la planificación urbana de los países del este asiático. Para muchos toda esta filosofía y sus conceptos pueden parecer algo irreales. Pero si se mira de forma más abierta, buscando su lógica e intentando interpretar sus conceptos, podemos encontrar su racionalidad.

Las montañas siempre son una gran fuente de recursos, además son una frontera natural que puede defender de invasiones, por lo que una ciudad rodeada de montañas podía ser de gran ayuda tiempos atrás. El río puede servir también de frontera y su agua la fuente vital de la población, como también un buen modo de transporte hacia otros lugares.  La forma, orientación, conectividad o extensión de las montañas y los arroyos influencian en el clima, las condiciones del suelo, la biodiversidad, etc. La vegetación que encontramos en el espacio también protege del viento y mantiene la humedad. Todas estas condiciones pueden ayudar a crear suelos fértiles que permitan una mayor producción y por consiguiente una mejor forma de vida entre su población. Entonces, a pesar de la espiritualidad y la poca base científica que tiene esta filosofía, esta forma de ver el territorio es un modo de poder vincular los humanos con la natura, integrándose en ella, aprovechando al máximo su riqueza y su física, sin destruirla. El fengshui combina la natura y los aspectos culturales de la sociedad, una forma de ver que tiene cierto parecido con la ecología y la sostenibilidad de la que se habla en la actualidad.

Seúl, quiere recuperar este contacto entre hombre y natura. Sus nuevos planes urbanísticos pretenden reintroducir la natura en la ciudad y así purificar toda su energía que parece estar fuera de control. Permitir de nuevo una mayor armonía, un menor estrés, mejorar la salud y  una mayor felicidad entre los ciudadanos. El año 2005 reabrió uno de los ríos centrales de la parte antigua de la ciudad, el Chyeonggyecheon, como parte de este plan. Un espacio que empeoró desde que se decidió cubrir el río con una autovía, frenando así su flujo de energía (氣 gi). Después de su restauración, el agua volvió a fluir trayendo de nuevo vida a ese espacio, ahora uno de los más queridos de la ciudad. Gran cantidad de empresas han regresado al lugar y es que la fluidez y el dinamismo del agua se interpreta como una ayuda en la fluidez económica de las empresas.

Río Cheonggyecheon

Estos detalles hacen ver cómo las raíces de la sociedad coreana siguen marcados por sus creencias tradicionales que mantienen a pesar de sus grandes cambios. Otros ejemplos son, la casa presidencial Cheongwadae, siendo la administración principal, está situada justo detrás del palacio Gyeongbokgung, también a los pies de la montaña principal Bukaksan, donde hay el ‘hyeol’ de la ciudad. Las universidades, las más importantes de Seúl, se encuentran a los pies de alguna montaña o espacio natural, ya que son puntos considerados con una gran energía procedente de la montaña.  Otro ejemplo es el barrio de Hannam-dong, abrazado en ambos lados por la montaña de Namsan, muy cerca del río Hangang y con vistas a la montaña Gwanaksan (fénix rojo – jujak), ha sido desde tiempo atrás uno de los barrios residenciales más ricos de Seúl.

El fengshui no es una teoría científica, si no que se basa en principios empíricos que integran la cultura y las creencias tradicionales con la naturaleza. Así pues, incorporar el fengshui en las bases científicas de las teorías modernas ecológicas puede que no sea factible, pero sí buscar su compatibilidad entendiendo  la cultura y el paisaje para el diseño y la planificación urbana, poniendo en armonía los aspectos, sociales, culturales y físicos de un entorno.

un artículo de Albert Kim