Estos días estamos jugando en casa al Halo 5. Teníamos algunas dudas después de la decepción con Halo 4, si bien nuestra fidelidad por la épica saga nunca decayó. Lo cierto es que tras 48 horas de juego puedo decir… ¡¡VAYA JUEGAZO!!
Está muy bien la idea de que haya dos equipos de spartan diferentes (el Equipo Osiris y el Equipo Azul), y que en paralelo se vayan entremezclando dos tramas (que finalmente es una única historia). Otra de las cosas que me han encantado es la ampliación del universo Forerunner, unos enemigos que nunca me habían convencido (¡son muy difíciles de matar!). En el Halo 5 sigue siendo igual o más complicado acabar con los Forerunner, pero han aparecido nuevos modelos de enemigos que estimulan mucho al jugador. Comienzas sufriendo contra los soldiers y cuando aparece ante tí el primer knight ya no sabes ni qué hacer… pero es que aun falta por llegar el temible warden!
Cuando el warden te ha matado veinte veces, el recuerdo de la lucha contra los soldiers hace a uno sonreír. ¡Qué bien se estaba ‘sufriendo’ contra esos forerunner de nuestro tamaño! Los knights y el warden son otra cosa… Aunque cuesta, lo cierto es que te lo pasas genial en este tipo de combates. Además, en el Halo 5 puedes interactuar con el resto de tu Equipo, y les puedes mandar órdenes. Eso facilita las cosas y hace más interesante la campaña.
Cuando has derrotado al warden piensas que eres el mejor jugador de Halo del mundo, que nada puede pararte. Has conseguido vencer a todos los forerunner, desde los pequeños perros hasta los grandes prometeos. No hay nada que se te resista!
Lo gracioso es cuando escuchas ese ruido detrás de la montaña y sientes que la tierra tiembla bajo tus pies. Algo (grande) se acerca. Algo (muy) grande. ¿Un nuevo enemigo? Mejor dicho: ÉL enemigo. El último enemigo. El jefe final, como se suele decir en el mundillo de los gamers. Olvídate del warden. Ahora llega algo contra lo que no estás preparado: el Guardian.
Eso que aparece de pronto bajo la tierra es la última máquina de matar de los Forerunner. Recuperando el esquema anterior en el que comparábamos tamaños, el Guardian desborda todas las medidas y se posiciona como el gran jefe final, el enemigo perfecto.