El sultán Schahriar desposaba a una virgen cada día, y tras pasar la noche con ella la decapitaba a la mañana siguiente. Después de haber repetido esta macabra operación con 3.000 mujeres le tocó el turno a Sherezade, una astuta joven que no pretendía acabar como sus predecesoras. Ella tenía un plan: le contaría una historia tan larga y tan interesante que el sultán no querría matarla para seguir escuchándola.

Esta es la idea principal que da forma a Las Mil y Una Noches, la gigantesca recopilación de cuentos árabes que todos conocemos y que tiene una estructura poco ortodoxa. Porque Las Mil y Una Noches no es una novela, sino un conjunto de historias que fueron pasadas al papel por distintos traductores y escritores, y en distintos momentos. Las Mil y Una Noches es el resultado de siglos de compilaciones por varios autores, si bien se reconoce a Abu Abd-Allah Muhammad el-Gahshigar como principal cuentista, hacia el S.IX. Es curioso apuntar también que los cuentos de Aladino y Alí Babá fueron incluidos en Las Mil y Una Noches por el escritor francés Antoine Galland en el S.XVIII, tras haberlos escuchado por las calles de Aleppo.

Manuscrito árabe de ‘Las Mil y Una Noches’

Las historias que los más mayores contaban a los niños terminaron plasmándose en el papel gracias al trabajo de el-Gahshigar y de otros escritores, que tradujeron esos cuentos llegados desde Persia, Irak, Afganistán, Tajikistán o Uzbekistán. Una vez convertidos en tinta, esas historias que habían pasado de generación en generación oralmente se quedaron para siempre en las bibliotecas del mundo, y en el S.XIX llegaron a Occidente con mucho éxito.

En este artículo vamos a recorrer las páginas de Las Mil y Una Noches para dejarnos llevar en una alfombra voladora por encima de desiertos, oasis y ciudades. Desde el barco de Simbad El Marino hasta la cueva de los cuarenta ladrones, pasando siempre por la cama del Sultán y de Sherezade, donde nacen todos los cuentos.

Historia principal: ‘El Rey Schahriar y su hermano el Rey Schahzaman’

Este primer cuento sirve como cuento y como introducción a la estructura de ‘Las Mil y Una Noches’. No sólo cuenta una historia, sino que dentro de esa historia está el personaje de Sherezade, que inicia su relato en este primer cuento. Es una estructura similar a de las matrioshkas: un cuento dentro de otro cuento.

Esta historia de ‘El Rey Schahriar’ dura 1001 noches, y cada noche se puede entender como un capítulo. Sherezade va uniendo historias de manera interminable para que Schahriar no la decapite. Pero cada noche no equivale a un cuento, porque algunos se alargan durante muchas veladas. Por ejemplo la noche 1 Sherezade comienza la ‘Historia del mercader y el efrit’, que tarda dos noches en terminar, la noche 30 cuenta la ‘Historia del Barbero’, la noche 291 cuenta la historia de ‘Simbad el Marino’, la noche 895 la ‘Historia del Libro Mágico’… y así durante 1001 noches. ¡Siempre hay cuento para el Sultán, que no puede matar a Sherezade porque quiere terminar la historia!

Pero, ¿cómo llega el Sultán a tener en su cama a la joven Sherezade? De esto trata la primera y principal historia de Las Mil y Una Noches, ‘La historia del Rey Schahriar y de su hermano el Rey Shahzaman’, que cuenta los problemas amorosos de dos reyes a quienes sus mujeres engañan. El rey Schahriar monta en cólera, decapita a todas las mujeres de su corte e inicia un macabro ritual: cada noche se casará con una mujer y a la mañana siguiente la decapitará. Ocurre así hasta que llega el turno de Sherezade, que acude a la habitación de Schahriar con un inteligente plan. Tras 1001 noches y cientos de cuentos, el sultán se enamora de ella y le perdona la pena. Tienen dos hijos y se casan viviendo felices.

¡Antorcha en las tinieblas, ella aparece y es el día! ¡Ella aparece y con su luz se iluminan las auroras! ¡Los soles irradiar con su claridad y las lunas con las sonrisas de sus ojos!

Esta es la historia principal de Las Mil y Una Noches, dentro de la cual se encuentran todos los cuentos, unos más famosos y otros menos, que componen esta enorme recopilación. Las Mil y Una Noches es una obra dinámica y cambiante, ya que a la hora de editar un libro con este título se pueden escoger los cuentos que se quieren incluir.

Se puede publicar Las Mil y Una Noches únicamente con los cuentos de Aladín, Simbad y Alí Babá, o publicarla completa, con los cientos de cuentos que incluye la versión original. Incluso es pertinente preguntarse si, efectivamente, existe una «versión original» de Las Mil y Una Noches, pues, como hemos visto, los cuentos se han ido incluyendo por distintos autores a lo largo de los siglos. A continuación repasamos algunos de los más famosos.

Noche 291: ‘Historia de Simbad el Marino’

Quizás el cuento más épico que cuenta Sherezade. Las aventuras de Simbad, un joven marinero que se embarca en busca de fortuna, son una serie de viajes por el mundo que tienen influencias de La Odisea (Homero, S.VIII a.C), de la biografía de Alejandro Magno (Callístenes, S.III d.C) y de los viajes de Zheng He (S.XV d.C).

En el primer viaje, Simbad y su tripulación llegan a una isla y encienden una hoguera. El suelo comienza a moverse y descubren que están sobre el lomo de una gigantesca ballena, que se sumerge en las profundidades del mar. El barco de Simbad parte sin él y éste se queda a la deriva, hasta que «por la Gracia de Alá», llega un barril y puede sujetarse en él.

En el segundo viaje, Simbad llega a otra isla (esta vez sí que es una isla) y encuentra un gran huevo blanco. Resulta estar en un nido de rocs, enormes aves de la mitología árabe. Se sube a las patas de un roc y llega hasta un valle lleno de serpientes y de diamantes. Con su astucia consigue coger diamantes y regresa a Bagdad con un gran tesoro.

La inquietud de Simbad es interminable, y así lo es también su historia, que se alarga en boca de Sherezade durante varias noches y varios viajes. Hasta siete en total realiza el joven marinero, encontrando en su camino gigantes, reyes y hombres-pájaro.

Tras haber estado un tiempo en tierra después de mi cuarto viaje, en mi comodidad, con los placeres llenos de posibilidades y en mi alegría de mis grandes ganancias y beneficios, me había olvidado de todo lo que había padecido, de peligros y sufrimientos. Entonces el carnal hombre fue cautivado una vez más por el anhelo de viajar y ver los países extranjeros y las islas…

La historia de Simbad el Marino no se encontraba en la recopilación del S.IX realizada por el-Gahshigar, y fue incluida diez siglos después. Sin embargo, es una de las más famosas: se han hecho numerosas películas de sus aventuras (en 1958, en 1973, 1977, 2003…).

Noche 731: ‘Historia de Aladino y la lámpara mágica’

Seguramente el cuento más famoso de Las Mil y Una Noches, gracias a la película de Disney del año 1992. Todos conocen la historia de Aladino, el chico pobre de Oriente Medio que acaba casándose con una princesa gracias a un genio que sale de una lámpara mágica.

Aladino es engañado por un brujo para que le ayude a recuperar una lámpara de aceite de una cueva mágica que engulle a quien entre en su interior. Tras descubrir el engaño, el joven se queda la lámpara y descubre que puede invocar a un genio. Este genio está obligado a servir al poseedor de la lámpara, y con su ayuda Aladino consigue ser rico y poderoso. Así se casa con la princesa Badrulbudur.

El malvado brujo regresa y rapta a la joven Badroulbadour, haciéndose con la lámpara maravillosa. Aladino consigue recuperarlas a las dos utilizando un anillo mágico. Una historia bien sencilla y simple que encandiló al Sultán Schahriar y permitió vivir unas cuantas noches más a Sherezade.

Noche 851: ‘Historia de Alí Babá y los cuarenta ladrones’

«¡Ábrete Sésamo!» debe ser la frase más famosa de Las Mil y Una Noches, las palabras que abren la cueva secreta en la que un grupo de ladrones guarda su tesoro.

Alí Babá es un leñador pobre que descubre la guarida de los Cuarenta Ladrones y consigue entrar tras escuchar la contraseña que hace mover la dura roca que tapona la entrada. Coge parte del tesoro y se hace rico. Su hermano Kassim, que ya era millonario pero está lleno de envidia, trata de entrar también pero no recuerda la palabra correcta.

Kassim empezó a perder la paciencia, y gritó sin tomar aliento: «¡Centeno, ábrete! ¡Mijo, ábrete! ¡Garbanzo, ábrete! ¡Maíz, ábrete! ¡Alforfón, ábrete! ¡Trigo, ábrete! ¡Arroz, ábrete! ¡Algarroba, ábrete!». Pero la puerta de granito permaneció cerrada. Y Kassim, en el límite del espanto al advertir que se quedaba encerrado por haber perdido la fórmula, se puso a recitar, ante la roca impasible, todos los nombres de los cereales y de las diferentes variedades de granos que la Mano del Sembrador lanzó sobre la superficie de los campos en la infancia del mundo.

Los Cuarenta Ladrones sorprenden a Kassim intentando entrar en su guarida y lo matan. Alí Babá, echando en falta a su hermano, vuelve a la cueva junto con Morgiana, la esclava de Kassim, y lo encuentran muerto. Cogen el cuerpo y lo entierran, y los ladrones les descubren.

El jefe de los ladrones se hace pasar por comerciante de aceite, y con cuarenta grandes tinajas va a la casa de Alí Babá a pedirle hospitalidad. Alí le acoge sin sospechar nada, y por la noche los cuarenta ladrones escondidos en las cuarenta tinajas tratan de matarle. Morgiana se da cuenta y rápidamente llena las tinajas de aceite hirviendo, matando a los ladrones. En agradecimiento, Alí Babá libera a Morgiana de su condición de esclava y la casa con su hijo. Y viven felices con el tesoro de los Cuarenta Ladrones.