
Convivir con un volcán en un espacio de 16 kilómetros de largo y 10 de ancho no es una buena idea. La imponente vista del Soufrière Hills no intimidó a los irlandeses, que en 1632 comenzaron a instalarse en la deshabitada isla de Montserrat, bautizada así por Cristóbal Colón en recuerdo de la virgen homónima. Tras varios choques militares con los franceses, el Imperio Británico estableció una colonia permanente a partir de 1783, con capital en la ciudad de Plymouth.
El pico más alto de la isla, un volcán de algo más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, recibió un nombre que combinaba francés e inglés, Soufrière Hills, como muestra del pasado histórico de la zona. Los geólogos británicos detectaron que estaba dormido, y tras estudiarlo concluyeron que había entrado en erupción en el año 1550. Inactivo desde entonces, el Soufrière Hills sorprendió a todos el 18 de julio de 1995. Se había sentido actividad sísmica en los años treinta y sesenta del siglo XX, pero lo ocurrido en los noventa ya forma parte de la historia del Caribe. El volcán reclamó el dominio sobre la isla de Montserrat.
La mañana de aquel martes veraniego comenzó con una columna de humo que alertó a todos los isleños. Rápidamente el Gobierno evacuó Plymouth, de 4.000 habitantes, y ubicó a toda la población en la mitad norte de la isla. Lo que iba a ser una relocalización temporal acabó alargándose 60 semanas. El Soufrière Hills llevaba tiempo durmiendo y había despertado con ganas. No dejó de escupir fuego entre 1995 y 1997.
El 25 de junio de 1997 una explosión especialmente fuerte provocó la muerte de 19 personas. Pese a la virulencia y duración del episodio volcánico, éstas serían las únicas víctimas mortales. Un notable éxito por parte de las autoridades, teniendo en cuenta las reducidas dimensiones de la isla y la población total, más de 11.000 personas.

Las continuas erupciones generaron lluvias de piroclastos que acabaron por sepultar completamente Plymouth. Las estructuras de varios edificios resistirían los golpes de roca, pero sucumbirían ante los letales lahares que se deslizaron por las laderas del Hills.
Los lahares son un fenómeno asociado con las erupciones volcánicas. Son corrientes de barro (agua + sedimentos) formadas por el deshielo en las cumbres de los volcanes o por las lluvias que caen sobre las laderas cubiertas por los restos de la erupción. Las rocas, piedras y troncos movilizados por la explosión volcánica se mezclan con el agua (del deshielo o de la lluvia) para formar un peligroso flujo de sedimentos que desciende a gran velocidad por la ladera, llevándose consigo todo a su paso.
Además de Plymouth, otros pueblos que fueron sepultados por los lahares del Soufrière Hills son Amersham o Weekes, hoy en día irreconocibles a vista de satélite. Afortunadamente toda la población había sido desalojada.
Al quedar Plymouth sepultada bajo piroclastos y barro, en 1998 el Gobierno decidió mover la capital de manera temporal a la ciudad de Brades, en el norte de la isla. Pese a la instalación de servicios públicos y la apertura de varias tiendas, la pequeña localidad apenas llegaría a reunir a 1.000 habitantes. La idea del Gobierno era construir una nueva capital en Little Bay, un proyecto de 200 millones de dólares que no comenzaría realmente a llevarse a efecto hasta 2019, veinte años después, cuando se pusieron las primeras piedras del nuevo puerto.
Muy pocos de los que habitaban Montserrat antes del episodio volcánico de 1995-1997 verán Little Bay completada: dos tercios de la población dejó la isla durante la eterna erupción y no ha regresado. Más de 7.000 personas se asentaron en el Reino Unido y en las islas caribeñas cercanas.
Si una de las lenguas de barro y rocas bajó desde el Soufrière Hills en dirección a Plymouth, otra avanzó hacia el norte y sepultó el único aeropuerto de la isla. El W. H. Bramble Airport, nombrado en honor del primer presidente del país, fue completamente destruido por el lahar, y dejó a Montserrat accesible únicamente por mar. Rápidamente el Gobierno decretó una zona de exclusión que cerraba el paso a la mitad sur de la isla, una drástica medida que sigue en activo. En 2005 un nuevo aeropuerto se abrió en Brades.
Tras más de dos décadas de la explosión, Montserrat es actualmente el país menos visitado del mundo. Aun así, la desgracia ha dejado para el recuerdo una Pompeya moderna, una ciudad fantasma que se puede sobrevolar en helicóptero: Plymouth, la única capital de jure del mundo que es una ciudad fantasma.
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El desastre fue mayúsculo, pero el peligro no ha desaparecido. Nuevas explosiones en 2006, 2007 y 2010 recordaron a los habitantes que quedaban en Montserrat quién era el dueño de la isla. Además, en verano de 2003 la cumbre del Soufrière Hills se derrumbó movilizando 210 millones de metros cúbicos de material hacia el mar, en un colapso que se alargó durante 18 horas.
Aunque desde los años 70 se habían realizado prospecciones para analizar el potencial geotérmico de Montserrat, no fue hasta 2013 cuando el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido se decidió a financiar la construcción de tres pozos de 3.000 metros de profundidad en busca del ansiado calor magmático. La energía geotérmica podría salvar de la ruina a la isla.
El mítico productor musical George Martin, afincado en la isla desde 1979, organizó el concierto benéfico Music for Montserrat para recaudar fondos y ayudar a los afectados. A la llamada de Martin acudieron Elton John, Paul McCartney, Sting, Eric Clapton, Phil Collins, Mark Knopfler y muchos otros artistas. El concierto tuvo lugar en el Royal Albert Hall el 15 de septiembre de 1997. Se recaudaron 1,5 millones de libras.