Hoy viajamos a un rincón del mundo reconocible en los mapas por su curiosa forma pero desconocido para la mayoría. Es una de esas esquinas globales que tanto nos gusta explorar, como el Paso del Noreste, en los límites de los mapamundis. En esta ocasión nuestro viaje nos lleva a la Península de Baja California, un espacio alargado de poco más de 200 kilómetros de anchura y 1.250 kilómetros de largo. Un gran brazo que acompaña a México abrazando el Pacífico, y que nace en la misma frontera con Estados Unidos y termina en el Cabo San Lucas.

Historia: la península que durante años fue una isla

Muchos años después de que Hernán Cortés descubriera estas tierras para los europeos, se seguía pensando que California era una gran isla frente a las costas de México. Los mapas así lo reflejaban. Si la expedición ordenada por Cortés (y comandada por Fortún Jiménez) desembarcó en esta «isla» en 1534, casi 150 años más tarde todavía nadie se había dado cuenta de que en realidad se trataba de una península.

El misterio lo resolvió Eusebio Francesco Chini (1645-1711) hacia el final del S.XVI. El Padre Kino, que era como se conocía a este jesuita, había establecido varias misiones a lo largo de toda la región y conseguido evangelizar la zona de Baja California Sur, un objetivo perseguido por la Iglesia desde que Hernán Cortés había explorado por primera vez esas tierras.

Mapa de principios de S.XVIII, tras saberse que la «Isla de California» estaba en realidad unida al continente por su parte norte. Basado en las descripciones geográficas del Padre Kino.

El Padre Kino se decidió a extender su evangelización hacia el Norte, tratando de llegar hasta las tribus que habitaban el desierto de Sonora. Conforme fue avanzando en esa dirección se dio cuenta de que la isla de California no terminaba. Y cuando llegó al interior de lo que hoy es Estados Unidos entendió que no venía de ninguna isla. Los mapas debían ser corregidos. Y por eso en esta cartografía de la izquierda fechada en 1702 ya aparece la Península de California unida al continente. Además, este mapa está firmado por el propio Padre Kino.

Desde 1974 la Península está dividida administrativamente en dos Estados: Baja California y Baja California Sur, este último es uno de los Estados menos poblados de todo México, con apenas 700.000 habitantes. En el caso de Baja California, es un Estado mucho más importante que alberga conocidas ciudades como Tijuana (1,9 millones de habitantes), Mexicali (1 millón) o Ensenada (500.000 habitantes).

Geografía: un paraíso de estrechas dimensiones

Desde Tijuana hasta Cabo San Lucas, la Península es bañada por el Océano Pacífico. En su interior encierra el llamado Mar de Cortés, o Golfo de California, frente a las costas de Sinaloa. Es uno de los espacios naturales más protegidos de toda Norteamérica, lleno de paisajes maravillosos y animales únicos en el mundo.

Baja California alberga las dos áreas naturales protegidas más grandes de México: el Valle de los Cirios y el Desierto de El Vizcaíno. Además, tiene ecosistemas variados, desde el marino hasta el bosque de montaña. Precisamente de éste último hay buen ejemplo en el Parque Nacional San Pedro Mártir, la región más lluviosa de la Península.

Entre sus árboles vuelan águilas calvas y águilas reales, bajo las cuales se esconden pumas  y coyotes. Incluso se ha introducido el cóndor con bastante éxito desde los años treinta del siglo pasado.

El Parque Nacional San Pedro Mártir es una de las pocas extensiones de bosque de montaña que existen en la Península de Baja California.

Si bajamos hacia el Sur, antes de llegar a Bahía Tortugas, nos encontramos con el Valle de los Cirios, una vasta región en la que conviven sierras con mesas, valles y cauces de arroyos. El clima árido propicia que en esta zona encontremos vegetación propia del desierto de Sonora, como el cardón o la palma, pero sin duda la protagonista es la Fouquieria columnaris, el árbol cirio, que sólo se encuentra en esta zona del mundo.

El Valle de los Cirios es un Área de Protección de Flora y Fauna declarada en 1980

El Valle de los Cirios forma parte del Corredor Migratorio del Pacífico y es usado por aves migratorias en su desplazamiento a sitios de hibernación y reproducción. Los oasis y algunos arroyos en el Valle de los Cirios son utilizados por las aves migratorias para descansar y recuperarse de las largas distancias.

Inmediatamente al sur de este Valle se extiende el gran desierto de El Vizcaíno, que esconde tesoros declarados Patrimonio de la Humanidad como las Pinturas Rupestres de la Sierra de San Francisco o el Santuario de Ballenas, donde se pueden observar ejemplares de ballena gris.

El Vizcaíno, una de las reservas naturales más extensas del mundo con sus más de dos millones de hectáreas.

La ganadería extensiva, la contaminación, el tráfico ilegal de especies silvestres o la minería son algunos de los factores que amenazan al ecosistema de El Vizcaíno, donde viven unas 45.000 personas. Es un lugar de temperaturas extremas, con noches frías y mucho calor por el día.

Si seguimos la Carretera Transpeninsular llegaremos hasta Cabo San Lucas, uno de los puntos turísticos de mayor crecimiento en todo México. No es de sorprender: es un rincón espectacular.

El rocoso y turístico Cabo San Lucas, en la punta de Baja California Sur

Los hoteles blancos y playas privadas han colonizado este lugar, que presenta un atractivo especial por su rocosa costa. El buceo, los paseos en lancha y el submarinismo amenazan a la población natural de este ecosistema marino. De hecho, en toda la Península, muchas de las especies están en peligro de extinción.

Cuando la naturaleza nos obsequia con rincones y lugares de belleza es positivo que la gente se interese por ellos y quiera visitarlos y conocerlos, pero ha de respetarse siempre una máxima: dejarlo todo como nos lo encontramos. Sólo así las ballenas seguirán asomando sus jorobas y las águilas anidando entre los árboles.

Ejemplares de Fouquieria columnaris, la extraña planta endémica de la Península. No se encuentra en ningún otro lugar del mundo.