Una enorme flota de barcos repletos de provisiones y armas se disponía a partir del puerto islandés de Hvalfjord. En total 36 mercantes, protegidos por seis corbetas, seis destructores, dos cruceros y dos submarinos. Era la tarde del 27 de Junio del año 1942, y los Aliados se habían reunido en aquella pequeña localidad de Islandia para trazar un plan secreto. La Segunda Guerra Mundial centraba la atención de todo el planeta durante esos años, y ningún rincón del globo podía escapar. Tampoco las islas heladas y las frías aguas del Ártico, siempre tan olvidadas en los mapas.

Aquel convoy de buques, cuyo nombre en clave era Convoy PQ 17, tenía la importante misión de llevar armamento estadounidense e inglés hasta los puertos del Norte de Rusia. Los dos países habían firmado un trato con la Unión Soviética para ayudar a Stalin a hacer frente a los nazis tanto en el frente continental europeo como en los mares del Norte, donde Hitler tenía un gran despliegue militar. Durante 1941 los Aliados ya habían enviado hasta siete convoyes llenos de armas en dirección a Murmansk y Arkhangelsk, y los alemanes no iban a permitir que volviera a ocurrir. El Paso del Noreste estaba bien custodiado por los submarinos y destructores de la Kriegsmarine. El Convoy PQ 17 no tendría un trayecto sencillo por aquellas aguas…

La fotografía muestra el momento en el que el Convoy PQ 17 sale de Hvalfjord, en peligrosa dirección hacia las costas del norte de Noruega, repletas de puertos y aeródromos alemanes. En esas fechas, el Hemisferio Boreal presenta 18 horas de luz diurna, lo cual exponía al PQ 17 a ser descubierto. El convoy transportaba una valiosísima carga: 297 aviones, 594 tanques medianos y 4200 vehículos de diverso tipo. Era muy importante conseguir entregar todo este material militar a los soviéticos en el puerto de Murmansk.

La ruta era muy peligrosa, y debían alejarse de la costa noruega para intentar no ser detectados. En todo caso, eran cincuenta barcos avanzando en grupo, un blanco difícil de pasar desapercibido. Pasaban los días y parecía que habían conseguido dejar atrás Noruega sin dejar rastro. El 29 de Junio dos mercantes tuvieron que darse la vuelta por problemas ocasionados por el hielo, que ya se dejaba notar en aquellos mares del Norte.

Una información del servicio de inteligencia británico comunicó al Primer Lord del Almirantazgo, Dudley Pound, que una importante flota alemana había partido del puerto de Trondheim. La información insistía en que importantes buques de guerra, como el Admiral Hipper o el acorazado Tirpitz, había salido a alta mar. En ese momento Dudley Pound decidió dispersar el convoy PQ 17 y enviar hacia el Oeste a los cruceros que custodiaban el grupo de barcos mercantes. Así, el convoy perdía protección. No habría sido tan mala decisión si, efectivamente, aquella peligrosa flota alemana sí fuera una amenaza. Lo cierto es que el servicio de inteligencia británico se equivocó: aquellos buques de guerra se habían movido de un puerto a otro, no para iniciar un ataque. Por esta decisión de separar el convoy, Dudley Pound fue muy criticado.

El 1 de Julio, aviones de reconocimiento de la Luftwaffe detectaron el convoy, que se aproximaba a la Isla del Oso, al sur de las Islas Svalbard, donde los alemanes tenían una estación aérea con sistemas de radio. Durante un par de días, los silenciosos submarinos alemanes U-Boot se fueron agrupando en la cola del convoy, siguiendo a la flota angloamericana sin que ésta lo advirtiera.

Treinta y tres aviones torpederos partieron desde los aeródromos de la costa norte noruega y atacaron el convoy PQ 17 el día 4 de Julio de 1942. Los alemanes movilizaron, esta vez sí, a una importante flota partida de Trondheim, que en 15 horas alcanzó al PQ 17. El convoy ya se había visto sorprendido por el ataque aéreo, y sólo había podido resistir con las unidades antiaéreas de los buques americanos. No fue suficiente y los aviones de la Luftwaffe enviaron al fondo del mar a los buques que estaban más aislados. El resto del convoy quedó para los U-Boot. Los rápidos submarinos alemanes hundieron quince mercantes. Uno de ellos, el U-255, consiguió por sí solo hundir cuatro buques mercantes. Toda una hazaña para este submarino alemán.

Entre el 1 y el 8 de Julio la Luftwaffe movilizó también a seis poderosos bombarderos, que realizaron hasta 202 salidas para atacar una y otra vez al convoy. El PQ 17 había quedado herido de muerte, y se apresuró a rehacer el camino y poner rumbo a Islandia. Si bien Estados Unidos controlaba varias posiciones en esta isla y también en la vecina Groenlandia, no tenía fuerza naval suficiente como para haber intentado ayudar al PQ 17. En su camino de vuelta, el convoy siguió siendo atacado por los U-Boot, en especial por el U-255, que aun hundió un par de mercantes más.

Como resultado del ataque alemán, los Aliados perdieron 24 buques, que al irse al fondo del Ártico se llevaron consigo 430 tanques, 210 aviones y 3350 vehículos. Además murieron 153 marinos. Por el bando alemán, únicamente se perdieron cinco aviones (los que pudieron derribar los cruceros americanos). Las pérdidas del PQ 17 superaron lo enviado a la URSS durante todo el año 1941, en siete convoyes distintos. Fue una emboscada alemana demasiado evidente, por lo que se culpó directamente al Almirantazgo británico por fallos en la inteligencia y la planificación.

La Operación Wunderland

Pese al éxito del ataque sobre el convoy PQ 17, Hitler y sus altos mandos seguían preocupados por la situación en el Ártico. Los Aliados parecían no cesar en sus intentos de llevar suministros a los soviéticos, y eso era un problema. Además, sospechaban que la costa helada del norte de Rusia no estaba tan olvidada como parecía…

La Operación Wunderland fue un largo movimiento naval de la Kriegsmarine contra una serie de posiciones militares soviéticas. Tuvo lugar entre el 16 de Agosto y el 5 de Octubre de 1942 (un mes y veinte días de operación), principalmente en el Mar de Barents y en el Mar de Kara, ambos en la costa norte rusa. Las unidades soviéticas fueron sorprendidas y no pudieron reaccionar.

La flota alemana bordeó el Cabo Zhelániya el 19 de Agosto, después de haber partido de Narvik, en Noruega. Los buques pudieron entrar sin problemas en el Mar de Kara, que estaba libre de hielo en esas fechas del año. El objetivo era cortar, o al menos dificultar, los intercambios de material que realizaban los soviéticos por la Ruta del Noreste, entre Murmansk y el extremo oriental de Siberia. Los rusos tenían el control del Mar de Barents, el Mar de Kara, el Mar de Laptev y el Mar de Siberia Oriental. Un control total del Océano Ártico, por el que campaban los buques soviéticos a sus anchas (sólo limitados por el hielo).

Los preparativos para la Operación Wunderland comenzaron el 4 de agosto con la salida de Bergen del U 255, el submarino que había hundido tantos buques del convoy angloamericano unos meses antes. Zarpó con la intención de reconocer las costas de las Islas Svalbard junto con un avión de exploración. Antes de dar comienzo oficialmente a la operación, dos submarinos zarparon de Narvik adelantándose al resto de la flota, para asegurarse de que la ruta norte de Nueva Zembla estaba libre de hielos y fuerzas soviéticas.

Al confirmar que los soviéticos estaban despistados, el Admiral Scheer, el flamante buque insignia de la Operación Wunderland, comenzó su incursión en el Mar de Barents. La flota alemana disparó contra la base de la Isla Uyedineniya, destruyendo las instalaciones militares. Desafortunadamente para el Scheer había pocos buques enemigos que combatir. El rompehielos soviético Sibiriakov fue atacado y hundido el 25 de agosto. Días más tarde el Scheer bombardeó el puerto ruso de Dikson durante dos horas, hundiendo el buque patrulla SKR 10 Deznev y dañando el cargero Revolutsioner y el buque tanque Valerian Kuibischew.

Entre los buques de la Kriegsmarine que operaron en el Mar de Barents durante la operación Wunderland destaca también el U-Boot U-209 que hundió el 17 de agosto un convoy de transporte del servicio secreto soviético. Al parecer, había 328 presos políticos de la NKVD a bordo, de los cuales 305 hombres murieron por fuego de artillería alemana o por ahogamiento. Además, el U-209 bombardeó objetivos en Khodovarikha el 28 de agosto. El 8 de octubre, la flota alemana atacó la Isla de Uyedineniya, donde había una estación ártica operada por soviéticos, antes de regresar de vuelta a Narvik.

El balance de la Operación Wunderland, que contó con varios submarinos, tres destructores y un crucero pesado, fue positiva para la Kriesgsmarine. No se perdió ni una sola nave ni tampoco ninguna vida alemana. Por el contrario, se consiguió destruir las instalaciones militares de varias localizaciones soviéticas: Dikson, la Isla de Uyedineniya, el Cabo Zhelaniya y Khodovarikha. No se consiguió hundir ningún buque de guerra soviético, pero sí se hundió un rompehielos y un convoy. Una operación que no pasaría a la historia de la Segunda Guerra Mundial, pero que da fe de la tensión que se vivió en un rincón del mundo tan inhóspito como el Ártico.