un artículo de Albert Kim

El río que una vez fue río, fluyendo sus aguas de oste a este por un total de 10.92km, tuvo una gran importancia des de el siglo XIV, cuando Seúl fue nombrada capital. Un río que hacía frontera política, social y cultural en la ciudad. Durante la ocupación japonesa en Corea (1910-1945), fue cuando se empezó a hablar sobre cubrir el río y convertirlo en carretera.

La falta de recursos lo impidió. Finaliza la Guerra de Corea (1950-1953) y Seúl se convierte en el gran punto de inmigración del país, dando lugar a un inicio de construcciones irregulares por toda la ciudad. El río Cheonggyecheon uno de ellos. Casas provicionales, que pasado el tiempo ya no fueron tan provisionales, en la orilla del río, conviviendo con basura y desechos, dando una imagen que dejaba mucho que desear en una ciudad que tenía prisa por crecer.

¿Cuál fue la solución? Una idea bien sencilla, ideal para una época de fuerte crecimiento, donde el transporte privado empezaba a ser el gran dominantes de las ciudades: Construir una gran autopista. Aprovechando que los ríos tienen una forma parecida a las carreteras o, rectifico, las carreteras tienen una forma parecida a los ríos, ya que se tiene que olvidar que los ríos llegaron antes que las carreteras; era un espacio ideal para construirla. Teniendo en cuenta que era una época en que el desarrollo urbano estaba enfocado principalmente en el beneficio económico y la calidad ambiental de las ciudades no aparecía aún en el vocabulario (a veces parece que ni ahora tampoco), la construcción se inició el año 1958 y se finalizó en el año 1976.

Finalmente, con las nuevas tendencias de desarrollo urbano, se dan cuenta de lo que la ciudad había perdido por culpa de la prisa y la ceguedad del crecimiento e inician las obras ‘para volver atrás’, que no siempre es negativo. El nuevo proyecto de restauración termina el año 2005, con el objetivo de recuperar un espacio natural dentro de la ciudad, y restaurar las funciones del río como el uso del agua, un sistema natural de control de inundaciones y volver a conectar el urbanita con la naturaleza.

Acabadas las obras, los beneficios empiezan a ser visibles. Un hábitat natural de especies en el centro de la metrópoli, el descenso de las temperaturas en relación a otras zonas de la ciudad, la disminución de los vehículos privados en el centro de Seúl y el aumento del transporte público para su acceso. Además, económicamente la zona también ha vivido ciertos cambios como la recuperación de las empresas que se habían desplazado a la famosa zona de Gangnam al sur de la ciudad para convertirse así, en uno de los principales centros de actividad económica y cultural.

Obviamente, lo que se pierde es difícil de recuperar por completo en su estado natural, y los aspectos negativos aparecieron también justo acabadas las obras, como por ejemplo, el gran coste económico de la reconstrucción y el mantenimiento, que según las asociaciones ecologistas, critican ya que estos no se ven plasmados en los beneficios ambientales del río en la ciudad; como también, críticas por el estado del agua, que viene bombeada desde el río Han, el más grande de la ciudad.

Ahora bien, dejando de lado estas ciertas dudas, el logro indiscutible es que se ha convertido en un espacio público realmente importante en una ciudad donde escasea. Des de deportistas a primera hora de la mañana en al parte este del río, turistas por el centro de la ciudad, trabajadores de las empresas de los alrededores paseando en sus horas de descanso, parejas y familias paseando y escuchando los músicos instalados en la orilla del río…Todos buscando la tranquilidad y la paz que ofrece la naturaleza en medio de una ciudad que tiene prisa.

un artículo de Albert Kim