El reinado de Isabel II vivía una profunda crisis hacia 1865, debido principalmente al desprestigio de la Corte y de la propia reina, que llevaba una vida privada llena de escándalos. Además, otra de las causas que impulsaron la revolución que acabaría con el reinado de Isabel II fue la profunda crisis económica que había en España, y que afectó a sector textil, al sector siderúrgico y al ferrocarril. La crisis de subsistencias provocó revueltas populares. Otra causa de la revolución del ’68 fue que los últimos gobiernos del reinado de Isabel II fueron gobiernos represores y muy duros. Por último, el poco peso internacional que tenía España no gustaba a la población.
Aparte del descontento popular, también muchos políticos y generales militares estaban en contra de Isabel II. Ante el descontento que había hacia la reina, los principales partidos políticos (el partido progresista, el partido demócrata y los republicanos) firmaron en 1866 el Pacto de Ostende en contra de Isabel II. En un primer momento el partido Unión Liberal no firmó este pacto, porque su líder, O’Donnell, apoyaba a la reina. En 1867 O’Donnell murió y Serrano le sucedió en el cargo y se unió al Pacto de Ostende. Así pues, la gran mayoría de los políticos del momento se posicionaron en contra de Isabel II. El objetivo del Pacto de Ostende era derrocar a la reina para pasar a un sistema más democrático estableciendo unos derechos fundamentales (por ejemplo, el sufragio universal). Este pacto supuso la fase previa a la revolución de 1868 llamada “La Gloriosa”.
Pronunciamiento cívico-militar de 1868. La revolución
Los principales generales militares coinciden en Cádiz (el general Prim, el general Serrano, el general Topete…). Empezaron a producirse por toda España unas Juntas Revolucionarias que actuaban contra Isabel II, pero el golpe definitivo al reinado isabelino se produjo en la Batalla de Alcolea, en Septiembre del ’68, donde los militares sublevados encabezados por el general Serrano, derrotaron al ejército isabelino encabezado por el general Novaliches. De esta forma Isabel II abandonó España y así se acabó su reinado.

Ideario revolucionario: las ideas democráticas
Los sublevados, los revolucionarios, y en definitiva todo el mundo que estaba en contra del reinado de Isabel II defendían unas ideas basadas en la democracia. Principalmente defendiendo el orden público y el derecho a propiedad. Además los partidos políticos durante el sexenio defendieron las siguientes ideas: para empezar el sufragio universal, kas libertades políticas y civiles (la libertad de prensa, la libertad de enseñanza, la libertad religiosa…), también formaba parte del ideario el rechazo a la dinastía borbónica, debido al odio que tenían a la etapa de Isabel II. Otra idea principal durante el sexenio fue la reforma de la Hacienda Pública, y también la libertad económica. Además los demócratas defendían la secularización del Estado, lo cual quería decir que el Estado no estaba tan influido por la Iglesia, en definitiva, que la Iglesia tuviera menos poder.
Gobierno provisional (1868-1870)
Después de la revolución de 1868 se instauró un Gobierno Provisional presidido por Serrano y compuesto por cinco ministros progresistas y cuatro unionistas. El objetivo principal de este Gobierno Provisional fue controlar la revolución, esto se hizo deteniendo los movimientos populares y finalizando la acción de las Juntas Revolucionarias. Durante este gobierno también se reorganizó la Milicia Nacional y se realizaron elecciones municipales. En 1869 se realizaron las elecciones a las Cortes, estas eligieron al general Serrano como regente y durante su regencia se elaboró la Constitución de 1869. Esta Constitución defendía la soberanía nacional de base popular y la división de poderes. También se defendía el sufragio universal, el poder legislativo bicameral (Senado y Congreso) y se hizo una declaración de derechos individuales (derecho de expresión, derecho de enseñanza, derecho de culto…). La Constitución hablaba de que España debía tener un rey.
Durante la regencia de Serrano hubo bastante inestabilidad. Por un lado España estaba envuelta en dos guerras, la Guerra de Cuba y la 3ª Guerra Carlista, y además había cada vez más oposición por parte de los alfonsinos y los carlistas. También era importante la oposición por parte de los republicanos. Durante la regencia de Serrano se tuvo como objetivo buscar un rey para España, finalmente las Cortes eligieron a Amadeo de Saboya, defendido principalmente por el general Prim, que fue asesinado 48 horas antes de la llegada de Amadeo a España, en Enero de 1871.
Amadeo de Saboya (1871-1873)
Comienza su reinado con muy pocos apoyos políticos. Su principal defensor, el general Prim, es asesinado por gente cercana al poder poco antes de llegar Amadeo a España. El 2 de Enero de 1871 el nuevo rey jura la Constitución.
Durante su reinado hay una gran inestabilidad política, llega a haber seis gobiernos. El partido unionista y el progresista se dividen. Hay una creciente corrupción electoral y una inestabilidad gubernamental. Por otra parte la oposición republicana sigue adelante. Hay agitaciones sociales debido a las tensiones entre marxistas y anarquistas. A causa de eso hay una represión de las organizaciones obreras por parte de Sagasta. Hay un grave conflicto con la oficialidad del Cuerpo de Artillería y éste se acaba disolviendo.
Mientras tanto, Cuba sufre una crisis económica debido a la presión fiscal, al agotamiento de los esclavos, a la marginación política de criollos, a la falta de libertades… y por estos motivos, los independentistas cubanos, con Céspedes a la cabeza, empiezan una revolución.
Por otra parte, la III Guerra Carlista sigue siendo un problema para la sociedad y para los políticos. Aunque el nuevo carlismo es más negociador, hay levantamientos militares y se crea un Estado carlista en el norte.
Finalmente el rey Amadeo I no aguanta más y en un comunicado, en Febrero de 1873, renuncia al trono de España. En ese comunicado dice textualmente “Dos años largos hace que ciño la Corona de España, y España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz”. Así que el rey, que veía que el país estaba todo el día luchando y en crisis, decide marcharse.
Primera República (1873-1874)
En el mismo Febrero de 1873, días después de la salida de Amadeo de España, se proclama la República. Los grupos sociales más influyentes (la nobleza, la burguesía, la Iglesia, los militares…) fueron contrarios a la República desde el primer momento. Tenían miedo a su programa reformista. Además había muchas dudas respecto a la capacidad de los nuevos gobernantes para mantener el orden público.
El Partido Republicano se divide en centralistas y federalistas. La inestabilidad será constante a lo largo de los pocos meses que duró la República. Hubo cuatro presidentes en 10 meses: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar.
Figueras fue el primer presidente, forma un primer gobierno radical-republicano. Durante este gobierno el general Serrano intentó dar un golpe de Estado, y hubo revoluciones obreras. A Figueras lo sucedió Pi i Margall, que defendió un programa cuyo lema era “orden y gobierno”, el cual fue imposible de aplicar a causa de las dos guerras que hubo y fuertes movilizaciones sociales, con huelgas generales. Además el movimiento cantonalista amenazaba con romper la unidad del país.
El tercer presidente fue Nicolás Salmerón, cuyas promesas se centraban en el orden y las reformas sociales. Su gobierno fue conservador. Para acabar con el cantonalismo recurrió al ejército. Finalmente dimitirá tras pocos meses en el gobierno por no querer firmar unas penas de muerte.
El cuarto presidente fue Emilio Castelar, que representaba a la república más centralista y conservadora. Solicitó poderes especiales a las Cortes para poder gobernar por Decreto durante tres meses. Para dar señales de autoridad y de poder, Castelar se decide y firma las penas de muerte que no había querido firmar el anterior presidente Salmerón.
Después de 10 meses de inestabilidad política y después de haber tenido cuatro presidentes que no habían conseguido hacer nada, el general Pavía, un importante militar de ideología progresista que no quería que volviera la República Federal, entró en las Cortes y disolvió el gobierno de Emilio Castelar. Ese mismo día convocó a los políticos y formó él mismo un nuevo gobierno de concentración nacional. Pavía decidió poner a un viejo conocido en el poder, el general Serrano. Durante un año el general Serrano gobierna en una especie de “república presidencialista”, sin ninguna Constitución vigente. Durante el gobierno de Serrano el partido alfonsino (el que defendía la vuelta al trono de los Borbones, con el heredero Alfonso, hijo de Isabel II) el partido alfonsino fue creciendo y haciéndose más fuerte. El partido alfonsino estaba dirigido por Cánovas del Castillo, un inteligente político que quería que Alfonso fuera el rey de España.

Durante el Gobierno de Serrano (1874) los diferentes gobiernos que hubo (un total de tres) siempre tuvieron la idea de ser provisionales. Esta provisionalidad facilitó los preparativos del retorno del hijo de Isabel II, Alfonso. Los dos hombres que más defendían la restauración borbónica eran el político Cánovas y el general Martínez Campos. Como político, Cánovas defendía que el cambio de etapa se hiciera de forma pacífica (terminar ya con el Sexenio Democrático pero de forma pacífica), y como buen militar, el general Martínez Campos prefería hacerlo de forma rápida y contundente. Así pues, Martínez Campos cogió a sus tropas y realizó un pronunciamiento militar que acabó con el Gobierno de Serrano y finalizó con la etapa del Sexenio Democrático. Serrano huyó a Francia y Cánovas se puso como cabeza de gobierno. Alfonso XII estaba a punto de llegar a España para ser rey y comenzar la etapa de la Restauración (1875-1885).