Crisis de la Restauración (1902-1930)

A comienzos del siglo XX el sistema político de la restauración sería vigente. Aunque ahora los dos partidos dinásticos (conservador y liberal) eran menos fuertes y habían cambiado de líder, debido al fallecimiento de Cánovas y de Sagasta. Ahora el líder del partido conservador era Antonio Maura y el líder del partido liberal era José Canalejas.

El sistema del turnismo se mantuvo y los dos principales partidos se fueron alternando en el poder. Ambos partidos defendieron el regeneracionismo, una corriente ideológica que realizó propuestas para la modernización política, social y económica de España. Así pues, ambos partidos realizaron importantes reformas cuando estuvieron en el poder, de signo más conservador o más liberal dependiendo del partido. Por ejemplo, Canalejas (partido liberal) consideraba que para la modernización de España se debía separar la Iglesia del Estado, implantar la libertad religiosa, y controlar más a la Iglesia, además los liberales defendieron las reformas sociales para mejorar las condiciones de vida y de trabajo.

En cambio, cuando el poder lo tuvo Maura (partido conservador) se tomaron medidas menos progresistas y que, aunque intentaron regenerar el sistema, no alteraron las bases de la restauración.

Después de unos años de moderada estabilidad (aun teniendo en cuenta episodios como la Semana Trágica de Barcelona en 1909), finalmente en 1917 la inestabilidad política era tanta que se puede hablar de descomposición de los partidos dinásticos. Tanto el partido conservador como el liberal habían perdido mucho poder y sufrían graves crisis internas.

Esta situación hizo que se formaran gobiernos de concentración en los que participaban tanto el partido conservador como el liberal. Como consecuencia se formaron gobiernos débiles que en ocasiones recurrieron a medidas excepcionales, como el cierre de las Cortes o el recurso al ejército para la represión de los conflictos, lo cual acentuó el desprestigio del sistema.

La oposición al sistema:

PARTIDO SOCIALISTA

Aparte de la crisis interna que sufrían los dos partidos principales, también hay que hacer referencia al mal momento que pasaban los republicanos, los nacionalismos o el partido socialista. Éste último, aunque había experimentado una expansión entre 1910 y 1920, se encontraba en estos momentos dividido debido al triunfo de la revolución rusa. Una minoría radical dentro del PSOE apoyaba la causa bolchevique. Esta minoría acabó fundando en 1921 el Partido Comunista de España.

REPUBLICANOS

Por otro lado los republicanos pasaban por momentos de debilidad debido a sus profundas divisiones internas. Las dos corrientes más destacadas del republicanismo, los radicales y los reformistas, fueron incapaces de conseguir suficiente apoyo electoral.

NACIONALISMOS

Finalmente, los nacionalismos catalán y vasco comenzaron serias campañas reclamando la autonomía. En Cataluña, la Lliga (el principal partido catalanista) elaboró un proyecto de estatuto para la autonomía, que finalmente acabó en nada. Además los nacionalistas catalanes estaban divididos. La Lliga representaba el nacionalismo más moderado y burgués, mientras que Acció Catalana se formó como un partido más radical.

El nacionalismo vasco, aunque en las elecciones de 1918 consiguió una importante representación en el Parlamento y logró que la cuestión vasca llegara a las Cortes, a partir de 1921 se sumió en una profunda crisis que provocó una división entre el sector radical y el sector moderado, aunque básicamente defendieron las mismas ideas.

MOVIMIENTO OBRERO

El momento de crisis que vivían los partidos políticos coincidió con la expansión del movimiento obrero. La crisis social, agudizada por la recesión económica y la influencia de la revolución rusa, favoreció un gran crecimiento de la afiliación a los sindicatos.

Además las clases trabajadoras tendieron a radicalizarse. La UGT (Unión General de Trabajadores) aumentó el número de sus afiliados de 160.000 en 1919 a casi 240.000 en 1921, y la CNT (Confederación Nacional de Trabajadores) pasó de 80.000 afiliados en 1918 a 700.000 en 1920.

La oposición al sistema:

MOVIMIENTO OBRERO:

Al experimentar este acelerado crecimiento, los sindicatos obreros se reorganizaron y se fortalecieron. La CNT reafirmó su postura apolítica (no participaba en el juego político ni en las elecciones) y se dedicó estrictamente a la lucha sindicalista, teniendo como herramienta de presión la huelga general. Se crearon también los sindicatos libres, organizaciones obreras al margen de los dos sindicatos mayoritarios (UGT y CNT), que en algunos momentos colaboraron con los empresarios por estar en contra de la CNT.

ORGANIZACIONES DE EMPRESARIOS:

En este clima de radicalización social y de creación y fortalecimiento de sindicatos, se crearon también organizaciones de empresarios, como la Liga Nacional o la Confederación Patronal Española. Las organizaciones de empresarios entraron en conflicto con los sindicatos obreros. Los empresarios adoptaron una línea de actuación dura, dispuestos a eliminar los sindicatos mediante el despido y el cierre de fábricas.

El episodio del “Trienio Bolchevique”

Como hemos dicho, la expansión del movimiento obrero derivó en una radicalización de los trabajadores, y a causa de esto se incrementó la conflictividad social. Uno de los episodios más importantes tuvo lugar en Andalucía durante el llamado “Trienio Bolchevique”. Las tradicionales revueltas campesinas contra el sistema de propiedad latifundista dejaron paso al movimiento sindical. A partir de 1918 se intensificaron las movilizaciones campesinas, dirigidas por los dos grandes sindicatos. En muchos municipios andaluces y extremeños triunfaron los sindicatos de tal manera que los propios ayuntamientos llegaron a estar controlados por los llamados “comités de huelga”, que procedieron a la ocupación y el reparto de tierras. Ante esta insólita situación, el gobierno actuó con dureza. Se declaró el estado de guerra, con la consiguiente represión, que puso fin en 1920 a esta revolución social. En términos generales lo que se consiguió durante el Trienio Bolchevique fue sustituir el poder político de los ayuntamientos por el poder sindical, y como consecuencia adoptar medidas de corte revolucionario como la expropiación y el reparto de las tierras, para que pasaran de un carácter latifundista a otro minifundista (que la tierra perteneciera a quien la labrara).

El episodio de la “huelga de la Canadiense”

La conflictividad campesina en el medio rural coincidió con la de los obreros de la minería y de la industria, sobretodo en el norte de España y en Madrid se produjeron huelgas y enfrentamientos sindicales. El momento de más tensión se vivió en Barcelona en 1919 con la “huelga de la Canadiense”. La Canadiense era como se conocía a la compañía que suministraba electricidad a la ciudad, la huelga duró 44 días y dejó prácticamente paralizada la ciudad de Barcelona. Finalmente los sindicatos consiguieron su objetivo con esta huelga ya que se aprobó la reducción de la jornada laboral a 8 horas diarias y se prometió un aumento de los salarios.

La gota que colmó el vaso: el desastre de Annual

Pero el episodio más importante se produjo en Marruecos en el verano de 1921. El conocido como “desastre de Annual” puso fin al sistema de restauración y dio paso a la etapa de la dictadura de Primo de Rivera.

En 1921 Francia amenazaba con ocupar parte de Marruecos. En esos momentos en España se debatía sobre qué hacer con el protectorado español del norte de Marruecos. Había quienes defendían la ocupación y otros partidarios de abandonar Marruecos debido al elevado coste económico y humano.

Finalmente el gobierno decidió fortalecer la ocupación y se intensificaron las ofensivas militares en el sector occidental de la zona del Rif. El objetivo de estas avanzadillas era acabar con El Raisuni, un caudillo indígena que dominaba el sector occidental. El general Berenguer estaba al mando y ordenó al general Silvestre que detuviese su ofensiva. Pero el general Silvestre no hizo caso y se adentró en un territorio inexplorado y de relieve complicado. El jefe rifeño Abd-el-Krim aprovechó la desorientación de las tropas del general Silvestre y organizó una rebelión que cercó a las tropas españolas en Annual. El general Silvestre dio orden de retirada y en medio del caos se produjo la desbandada de los españoles hacia Melilla. En pocos días se perdió toda la zona que había sido ocupada durante años con grandes esfuerzos, y murieron más de 10.000 soldados, incluido el general Silvestre.

Aunque finalmente el general Berenguer recuperó todo el territorio perdido, la tragedia de Annual conmocionó a la opinión pública y tuvo graves consecuencias políticas. La gente exigió responsabilidades, y el gobierno creó una comisión presidida por el general Picasso cuyo objetivo fue aclarar qué había ocurrido. La comisión de responsabilidades políticas elaboró un expediente donde se proponía el procesamiento de varios oficiales, entre ellos el general Berenguer. Este informe se conoció como el “expediente Picasso” y cuando iba a ser llevado a las Cortes para ser aprobado, el general Primo de Rivera dio el golpe de estado que terminaba con la época del sistema de la Restauración.

Fin del sistema, golpe de estado

El golpe de estado del general Primo de Rivera tuvo éxito y apenas encontró oposición debido a la profunda crisis que sufría el sistema de la Restauración. El propio rey Alfonso XIII ya no creía en este sistema. La sensación de desgobierno, la expansión del movimiento obrero, la conflictividad social y el malestar del ejército fueron algunas de las causas que desembocaron en el golpe de estado.