un artículo de Albert Kim

El aeropuerto es un espacio que consigue poner a las personas con los sentimientos a flor de piel, ya sean de felicidad, ilusión, tristeza, nervios, estrés, miedo, emoción…Y es que es desde ahí donde te diriges a un lugar de reencuentro o separación, donde empieza o acaba tu aventura, donde vas a descubrir un lugar nuevo o regresar a un lugar familiar.

Pero cuando ves que esta vez el procedimiento rutinario de llegar, facturar, pasar el control y embarcar, se le añade un control más (20 dólares más) para todos los pasajeros que se dirigen al mismo lugar que tu, te das cuenta que tu próximo destino es un lugar especial.

Un trayecto de casi 3 horas de avión de lo más normales hasta antes de su aterrizaje, cuando 3 de las azafatas se preparan para un procedimiento inusual. Echar espray a todos los compartimientos en donde se encuentra el equipaje de mano por tal de eliminar cualquier bacteria que pueda dañar el ecosistema de nuestro destino. Con una coordinación impecable, la primera abre el compartimiento, la segunda echa el espray y la tercera cierra el compartimiento, uno por uno hasta terminar con ambos lados.

Aterrizamos, y llegamos al nombrado primer aeropuerto sustentable del mundo (no antes de pagar los 100 dólares de entrada como turista), el Aeropuerto de Baltra, que nos da la bienvenida a la isla del mismo nombre, del archipiélago de las Galápagos. Todo un trayecto con estos pequeños detalles a los que se le irán añadiendo más durante toda la estancia, que te harán recordar por qué estas islas también se conocen como Islas Encantadas.

Vistas del aeropuerto y la isla de Baltra

La isla de Baltra es una isla de clima semiárido, donde se encuentra el principal aeropuerto de entrada y salida de las Galápagos, justo al lado de tres aerogeneradores que se le añaden a estas señales del márketing sostenible de las Galápagos. Se trata de una isla solo habitada por las Fuerzas Aéreas y la Marina del Ecuador, por lo que todo pasajero debe tomar un bus que lo llevará hasta el canal de Itabaca para cruzar a la imponente isla de Santa Cruz. Con una pequeña indicación en cada ventana de ‘No alargue la cabeza o la mano fuera de la ventana’, como si de un safari se tratara, y esquivando toda iguana que se imponga en el camino (9,000 dólares de multa por matar este ser), pone con más emoción a los bienvenidos.

Carretera de Baltra

Con la boca abierta y cámara en mano llegan los turistas al canal, viendo al otro lado la espectacular orografía de Santa Cruz, completamente cubierta de verde y con pequeños conos volcánicos por todos lados. Ahí nos subimos a una barcaza (1 dólar) para cruzar el canal donde al otro lado esperan los taxistas con sus pick-ups para tomar a sus presas. No hay otra opción que tomar un taxi (18~20 dólares), o esperar el bus público que nunca sabes cuándo vendrá, para cruzar toda la isla de norte a sur. Su recorrido pasa de un clima semiárido de la parte norte para ir adentrándose a la zona alta de la isla en un bosque nublado lleno de escalesias que te harán sentir como si estuvieras entrando con los 4×4 en Jurassic Park, hasta finalmente descender de nuevo y llegar a Puerto Ayora.

Puerto Ayora, es el principal municipio de Santa Cruz y el más habitado de toda Galápagos, con sus más de 10,000 habitantes. Este pequeño pueblo costero en sus inicios vivió de la pesca de subsistencia, al igual que los otros principales pueblos de las otras islas, como Puerto Baquerizo Moreno (capital de Galápagos), en la isla San Cristóbal o Puerto Villamil, de la isla Isabela. Cada familia disponía de su barca para pescar e intercambiar o vender los productos con la gente de la parte alta de la isla, quienes criaban ganado y tenían sus tierras de cultivo.

Esta forma cooperativa de vivir inició con la llegada de los primeros colonos de la isla a principios del siglo XIX, mucho después de ser descubiertas en el siglo XVI y usadas por los piratas del Pacífico como lugar donde guardaban sus adquisiciones.

Históricamente los humanos, al igual que todas las especies, se van adaptando a las condiciones de cada región geográfica, creando estilos de vida, identidad, ideas, técnicas, etc. necesarias para vivir. Algo que se ve más marcado en entornos aislados como Galápagos.

Esta adaptación geográfica por parte de las especies existentes en este territorio insular ha convertido a Galápagos en un lugar único en el mundo y de gran interés desde que se empezó a conocer por la famosa ‘Teoría de la Evolución’ de Charles Darwin, elaborada en gran parte por sus investigaciones realizadas en el archipiélago. Una adaptación, que a diferencia de todas las especies endémicas de las islas, parece que la única especie que no lo ha conseguido es la humana. Y es que el escaso tiempo de asentamiento humano en Galápagos no ha permitido desarrollar una cultura isleña como en el caso de otras islas del Pacífico como Hawaii o la Isla de Pascua con sus similitudes polinesias.

Actualmente la apertura geográfica de Galápagos ya es prácticamente completa y la población un estilo de vida ‘continentalizado’. Considerándose uno de los principales problemas de las islas. Hay que tener en cuenta que más de la mitad de la población no ha nacido en ellas y es por eso que la falta de identidad y arraigo a la tierra hace que sea difícil tener en cuenta la particularidad de donde se vive. En muchos casos, la población que llega a Galápagos no es por ‘amor a las islas’ sino gente que se ‘escapa de algo’, que quiere dejar atrás problemas económicos, familiares, amorosos del continente y empezar de nuevo, trayendo consigo todas sus costumbres, formas de hacer y creencias. Un caso curioso por ejemplo es, que en el lugar donde se formuló la Teoría de la Evolución, exista una gran multitud de seguidores de cuatro ramas del cristianismo: católicos, evangélicos, testigos de Jehová y adventistas.

A pesar de las estrictas normativas de residencia en la isla, la población sigue aumentando. Esto comporta una dificultad para que los servicios y necesidades básicas estén a la altura de su demanda, como por ejemplo de agua potable o de alimentos de primera necesidad que escasean cuando hay retrasos en la llegada de los barcos de aprovisionamiento provenientes del continente.

Nos encontramos con un punto en el que hay que concienciarse que el estilo de vida, de gestión y de desarrollo del archipiélago no pueden ser los mismos que en el continente y entender la vulnerabilidad de este territorio. Sino, un ejemplo opuesto en un territorio físicamente similar, es el de Hawaii. Invertir en ocio y turismo de ‘sol y playa’, conseguir beneficio económico rápido y hacer desaparecer este lugar único en el mundo. Camino que quizás hubiese tomado en el caso que los estadounidenses se hubiesen quedado después de haber instalado sus bases militares durante la II Guerra Mundial y que parece que a muchos les sería de agrado escuchando y viendo proyectos hoteleros en lugares protegidos, o casos de especulación como el cambio de uso del suelo para la creación del barrio El Mirador con un área más grande que el actual pueblo.

Otra temática, ya que no son solo el aumento de los habitantes que están dando cambios importantes, sino también el aumento de visitantes, y es que Darwin ha sido un buen márketing para Galápagos. Pasando por los primeros exploradores y científicos, cada vez son más los interesados en conocer las islas. El aumento del turismo de larga distancia está llevando a que lugares tan insólitos como Galápagos sean cada vez más accesibles para todo tipo de viajeros. Sin olvidarnos aún de los elevados costes de estos viajes.

De forma general, en las islas Galápagos hay dos tipos de turistas. Los que vienen a hacer tours en barco y los que vienen a cuenta propia. En el caso de los tours en barco estamos hablando de mínimo 4000$ por unos 5 días (añade los aproximados 400$ del vuelo Ecuador a Galápagos y los ‘x’ desde el lugar de origen), los cuáles te permiten ver lugares que no se pueden acceder de otra forma. Y, en el caso de ir a cuenta propia, obviamente el coste se reduce pero también los lugares accesibles. Para tener una idea básica de precios, las lanchas para ir de una isla a otra tienen un precio de 30$ (ida), los alojamientos se pueden encontrar desde hostales de 10$ a hoteles de 100$ o más, y hay tours guiados de entre 50 y 150$ aproximadamente dependiendo de la actividad.

Volcán Sierra Negra

A pesar de los precios relativamente altos el aumento del turismo en los últimos años no ha parado. Y, a pesar de tratarse de un turista muy concienciado, amante de la naturaleza, y hasta mucho más ‘ecofriendly’ que los propios habitantes, su aumento también implica el aumento de sus servicios y por consiguiente su pisada ecológica.

Los galapagueños todavía están en aprendizaje para adaptarse a su entorno, pero por otro lado, ya han sabido aprovechar la evolución y adaptación de las otras especies para volcar gran parte de su economía en el turismo entorno a la promoción de esa flora y fauna única.

Galápagos tiene un gran equipo de voluntarios y científicos del Parque Nacional (97% del archipiélago), que hacen un gran esfuerzo de preservación y mejora a pesar de continuos problemas políticos. Hay grandes proyectos en movilidad sostenible y también en energía renovable que se podrían convertir en pioneros y grandes ejemplos a nivel mundial para un futuro sostenible.

Galápagos tiene un gran potencial y su sobrenombre de Islas (des)Encantadas solo dependerá de la concienciación de todos.

un artículo de Albert Kim