El conflicto de Corea

La tensión vivida entre Marzo y Abril de 2013 en la Península de Corea se debió a unas graves amenazas lanzadas por el joven líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. La primera noticia que impactó a la opinión pública de todo el mundo fue: «Corea del Norte da por muerto el armisticio firmado con Seúl en 1953», es decir, que el gobierno norcoreano entendía que el alto el fuego firmado al final de la Guerra de Corea (1950-1953) ya no tenía vigencia en la situación actual. El alto el fuego quedaba invalidado. Junto a esta noticia, desde los medios oficiales de Corea del Norte se aseguraba que «había llegado la hora de la batalla decisiva».

La tensión entre Corea del Norte y Corea del Sur no es nada nuevo en el escenario internacional, pero lo sucedido en Marzo de 2013 no tenía precedentes. Uno de los dos bandos se mostraba dispuesto a seguir con la guerra. Esta escalada de tensión siguió alimentándose con acciones inoportunas por parte de ambas partes.

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Si estalla un conflicto armado, ¿afectaría únicamente a la Península de Corea o también al mundo entero?

Algo de historia para empezar

Para comprender la situación actual de tensión que, en este S.XXI, aun se vive entre ambas Coreas, lo primero que hay que hacer es recordar cómo se ha llegado hasta este momento. El conflicto de la Península de Corea sigue abierto desde el 25 de junio de 1950, cuando estalló la Guerra de Corea, uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría.

La Guerra de Corea fue una guerra entre Corea del Sur, que recibió el apoyo de Estados Unidos y de la ONU, contra Corea del Norte, apoyada por China y ayudada por la Unión Soviética. La guerra fue el resultado de la división de la Península de Corea por un acuerdo de los Aliados de la Segunda Guerra Mundial, que habían resultado vencedores del conflicto.

La Península de Corea había permanecido ocupada por Japón desde 1910 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Tras la rendición del imperio japonés en agosto de 1945, los Estados Unidos dividieron la península por el Paralelo 38. El Norte de esta línea divisoria quedó ocupado por tropas soviéticas, y el Sur por tropas estadounidenses.

 En 1948 se celebraron elecciones en toda la península, pero resultaron un fracaso al no haber un claro bando vencedor. Se acentuó la división entre ambas partes y el Norte estableció un gobierno comunista. Desde ese momento el Paralelo 38, además de ser una división geográfica, se convirtió en una división política entre ambas Coreas.

Las negociaciones para la reunificación se alargaron durante unos meses, pero no dieron resultado. Una serie de escaramuzas y pequeños ataques en el Paralelo 38 provocaron una escalada de tensión que degeneró en una guerra abierta cuando Corea del Norte invadió Corea del Sur el 25 de junio de 1950.

Rápidamente las Naciones Unidas, lideradas por Estados Unidos, acudieron en ayuda de Corea del Sur para hacer frente a la invasión norcoreana. A pesar de ello, en sólo dos meses el ejército occidental fue empujado y reducido al Perímetro Pusan, al sur de la península.

Una rápida contraofensiva de la ONU devolvió al ejército de Corea del Norte más allá del Paralelo 38, casi hasta el río Yalu, en la misma frontera con China. En ese momento el gigante asiático decidió entrar en el conflicto y, en la Batalla de la Reserva de Chosin, en invierno de 1950, venció a las tropas estadounidenses, haciéndolas retroceder hasta el Paralelo 38. El empuje de las tropas norcoreanas y chinas (con armamento y maquinaria soviética) obligó al ejército de Estados Unidos a realizar la mayor retirada de su historia. El bloque comunista recuperó la ciudad de Seúl (1951) con este movimiento en masa.

Entre 1952 y 1953 el equilibrio militar entre ambos bloques propició que los dos ejércitos se repartieran la Península de Corea más o menos por la mitad, de forma que en julio de 1953 el bloque occidental que apoyaba a Corea del Sur volvió a recuperar la ciudad de Seúl. Este equilibrio de fuerzas propició el armisticio que daría por terminada la guerra.

La Unión Soviética manifestó su intención de no intervenir en el conflicto y su deseo de que coexistieran dos sistemas políticos diferentes en la Península de Corea. La guerra cesó en 1953, con un armisticio que restauró la frontera entre las Coreas. Se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al Paralelo 38, que se sigue manteniendo hoy en día. Se creó la Zona Desmilitarizada de Corea, una franja de 4km de anchura entre ambos países.

En cuanto a las bajas, la Guerra de Corea fue una de las más sangrientas después de la Segunda Guerra Mundial. Corea del Sur y sus aliados sufrieron alrededor de 800.000 muertos, heridos y mutilados, mientras que en bando de Corea del Norte la cifra alcanzó los 1.300.000. Además, hubo 2,5 millones de civiles muertos, 5 millones quedaron sin hogar y más de 2 millones de refugiados.

Sucesivas escaladas de tensión después de la Guerra

El factor que realmente hace especial al conflicto de Corea es el curioso hecho de que, para ambas partes, la Guerra de Corea nunca finalizó. Tras tres años de conflicto armado y con la mediación de la ONU, se firmó un armisticio con la creación de una zona desmilitarizada. Un armisticio que nunca ha desembocado en una declaración de Paz oficial.

Así pues, las tensiones entre ambas Coreas siguen existiendo. En una rápida secuencia cronológica por el S.XX podemos destacar algunos episodios que despertaron la incertidumbre sobre la posibilidad de que se reanudara la guerra en la Península de Corea:

1974 Espías de Corea del Norte atentan con una bomba contra el presidente surcoreano, matando a cuatros de sus ministros.

1996 Un comando norcoreano desembarca en Corea del Sur. Seúl da comienzo una operación que se salda con la muerte de 24 de los infiltrados.

1998 Corea del Sur captura un submarino del Norte que navegaba en sus aguas.

1999 Una batalla naval se salda con 17 muertos.

2002 Un número indeterminado de hombres de ambos países mueren en un enfrentamiento de alta mar.

2009 El 10 de Noviembre de este año un navío del Norte se interno en las aguas del Sur, haciendo caso omiso de las señales de advertencia y dando lugar a un combate naval que se saldó con el hundimiento del barco.

Uno de los «puntos calientes» del conflicto tiene que ver con diferencias en cuanto a las fronteras marítimas entre los dos países. En marzo de 2010 en el Mar Amarillo, cerca de la frontera con Corea del Norte, tras una fuerte explosión cuya causa no se conoce, se hundió la fragata militar surcoreana Cheonan. 46 de los 104 marineros que estaban a bordo murieron. Seúl acusó a Pyongyang de la destrucción de la nave, Corea del Norte respondió que la investigación del caso había sido falsificada.

En noviembre de 2010 en la península coreana, cerca de la isla de Yeonpyeong en el mar Amarillo, donde pasa la línea fronteriza en disputa entre ambas Coreas, se registró el incidente armado más grande en el último medio siglo. Según informes de Seúl, la isla fue sometida a fuego de artillería desde el norte, fuego al que respondieron. En este combate murieron dos soldados surcoreanos y 14 resultaron heridos.

Así pues desde que terminó la Guerra de Corea en 1953 las tensiones entre ambos países no han cesado, aunque nunca alcanzaron el grado de incertidumbre y preocupación al que llegaron recientemente en Marzo y Abril de 2013. Bajo el liderazgo del joven Kim Jong-un, Corea del Norte adoptó un discurso mucho más beligerante y amenazante con su vecino del sur y con Estados Unidos.

Tensiones recientes bajo el liderazgo de Kim Jong-un

El joven líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, sucedió a su padre Kim Jong-il cuando éste murió, en Diciembre de 2011. Algunos analistas y expertos consideran que la escalada de tensión y la subida de tono del discurso del gobierno norcoreano se deben a una táctica por parte de Kim Jong-un para demostrar a su pueblo que, a pesar de su juventud, es un líder maduro, serio y preparado para defender a su país.

Sea cual sea la razón de los hechos, los hechos son graves. La amenaza directa que Corea del Norte ha hecho a su vecino del sur y a Estados Unidos no ha pasado inadvertida ante los ojos de los demás países del mundo. Cuando se declaró el estado de guerra, la comunidad internacional aguantó la respiración e hizo un llamamiento a la calma. Corea del Sur, sin embargo, se mostró tranquila y se limitó a decir que no era una amenaza nueva.

Aun así, los servicios de inteligencia surcoreanos confirmaron un aumento en la actividad militar de su vecino del norte. Se detectó movimiento activo de vehículos y tropas en las bases de Corea del Norte. Según expertos de Seúl, el enemigo habría puesto en alerta alrededor de 1.000 misiles balísticos, cerca de 700 de los cuales son misiles Scud de la era soviética y unos 300 misiles Rodong que pueden alcanzar Corea del Sur y la mayor parte de Japón.

Estos movimientos de tropas norcoreanas se deben a un movimiento desafortunado que realizó EEUU. Para muchos líderes mundiales, las maniobras que los bombarderos B-2 realizaron en Corea del Sur no ayudaron en nada a calmar la tensión. Kim Jong-un firmó el plan estratégico de preparación técnica de sus tropas, que ordenaba a las unidades de misiles estar preparadas para lanzar un ataque en cualquier momento contra EE.UU. El mandatario de Corea del Norte aseguró que su país “no va a quedarse mirando los preparativos para una agresión de EE.UU. y hará todo lo necesario para proteger la soberanía del país».

Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y la ONU amenazan con un bloqueo comercial y otras sanciones al gobierno de Corea del Norte. La respuesta de Kim Jong-un es contundente: lanzar un misil intercontinental.

Se podría decir que desde ninguno de los dos bandos se está actuando con responsabilidad. El intercambio de amenazas y descalificaciones sólo sirve para aumentar la tensión. Algunos analistas opinan que ese es el objetivo de las potencias occidentales: hacer que la tensión aumente. José Manuel Brañas, responsable de estudios coreanos de la Universidad Autónoma de Barcelona, considera que «Estados Unidos necesita un enemigo como Corea del Norte».

Lo cierto es que Estados Unidos no está ayudando a relajar la situación y calmar a Corea del Norte. Además de maniobrar con bombarderos capaces de portar bombas atómicas, también realizó ensayos militares a gran escala con Corea del Sur. Y no sólo eso, envió varios destructores a la zona de la Península de Corea.

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En la secuencia cronológica de la izquierda podemos ver las acciones y sucesos más recientes en el conflicto de Corea. La imagen se puede ver con mejor calidad haciendo click aquí. Podemos comprobar que todo comenzó cuando, en diciembre de 2012, Corea del Norte realizó ensayos militares con cohetes del tipo Unha-3. Estados Unidos considera esta acción como una planificación de un posible ataque y lo condena.

EEUU presiona en la ONU para endurecer las sanciones contra Corea del Norte, y como respuesta el gobierno norcoreano realiza ensayos nucleares. Consigue una explosión de 7 kilotones, muy superior a los anteriores ejercicios nucleares.

La ONU vuelve a sancionar a Corea del Norte y Kim Jong-un amenaza con renunciar al armisticio. El viceministro de Reunificación surcoreano, Kim Chung Sig, recuerda que el tratado, que puso fin a la Guerra de Corea, no puede ser anulado de manera unilateral.

La tensión aumenta considerablemente en marzo de 2013, cuando los ejércitos de Corea del Sur y Estados Unidos realizan una masiva maniobra militar en la zona. Corea del Norte entiende estos ejercicios militares como una clara provocación por parte de sus enemigos.

ZOOM: Ver la secuencia de acontecimientos con más precisión

Rusia, potencia que se ve en medio del conflicto por su relación entre ambas partes, considera que la actividad militar en la Península de Corea no beneficia para calmar las tensiones. Es una llamada de atención a Estados Unidos y a Corea del Sur, que mostraron su poderío militar en los ensayos marítimos de marzo de 2013.

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Ante estos movimientos militares a gran escala por parte de Estados Unidos en la Península de Corea, el gobierno de Corea del Norte declara muerto el armisticio de 1953 que puso fin a la guerra. Con esta noticia, los norcoreanos están «en guerra con Corea del Sur».

Lejos de calmar la situación, una nueva maniobra militar de Estados Unidos irrita a Pyongyang. El 29 de marzo dos bombarderos sigilosos B-2 acuden a la Península de Corea. Este tipo de bombarderos son capaces de transportar bombas atómicas. Rápidamente Corea del Norte hace el anuncio más temido: declara que las relaciones con Corea del Sur han entrado en una fase de guerra.

Aunque toda la opinión mundial se escandaliza, el gobierno de Estados Unidos responde ante esta noticia con naturalidad y contundencia. Se toma «en serio» la amenaza de Corea del Norte. Caitlin Hayden, portavoz del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense, se pronunció en estos términos: «Queremos señalar que Corea del Norte tiene un largo historial de retórica bélica, amenazas y el anuncio de este viernes siguen un patrón familiar» y recalcó que  EE.UU. es totalmente capaz de defenderse a sí mismo y a sus aliados asiáticos.

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¿Un conflicto local o mundial?

La Península de Corea es un pequeño territorio que pasa inadvertido en el mapa del mundo, marginado en el extremo oriental de Asia. Es una tierra sin recursos, fría y gris. En principio no es importante para nada de lo que ocurre en el día a día del ajetreado planeta, inmerso en una intensa globalización.

Pero si estallase una guerra en esta península olvidada, ¿afectaría sólo a los coreanos o también al resto del mundo? Ante la posibilidad de un conflicto militar entre Corea del Norte y Corea del Sur lo que queda claro es que una de las grandes potencias mundiales sí que se involucraría: Estados Unidos. Los americanos consideran aliado a Corea del Sur, y ya han declarado que apoyarían a este país en una eventual guerra.

No sería complicado movilizar parte del ejército del Estados Unidos para una guerra en la región de la Península de Corea, ya que, como se analizó en el apartado El Imperio, las bases americanas están estratégicamente repartidas por todo el mundo. Tras las amenazas de Kim Jong-un, Estados Unidos reforzó los escudos antimisiles de la Base Militar de Guam.

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Otro aspecto importante a tener en cuenta en este conflicto es el hecho de que Pekín y Pyongyang están vinculados por un pacto militar que obliga a China a defender a Corea del Norte en caso de una agresión. En este sentido Corea del Sur y Estados Unidos tendrían que valorar seriamente si conviene o no atacar al régimen norcoreano.

Ante la escalada de tensión en la Península de Corea, el ejército chino ha pasado a estar en «estado de alerta». El Gobierno Chino mostró su preocupación por la seguridad de las instalaciones nucleares de Corea del Norte y por la posible llegada masiva de refugiados coreanos a China a través de la frontera entre los dos países.

Los planes de contingencia del ejército chino incluirían el envío de fuerzas a Corea del Norte si estalla un conflicto militar para proteger las instalaciones nucleares y evitar un desastre.

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Con Estados Unidos apoyando a Corea del Sur y China protegiendo el territorio de Corea del Norte, el conflicto de la Península de Corea podría adquirir dimensiones mundiales.

Además de los apoyos internacionales que tendría cada bando, otro factor que podría dar una extensión de gran escala a la posible guerra es el alcance de los misiles de ambas partes. El ejército de Corea del Sur es un ejército profesional y bien armado, apoyado por Estados Unidos. En Corea del Norte, el secretismo y la opacidad del régimen hacen difícil saber con precisión cómo es su ejército, pero todo apunta a que han desarrollado misiles capaces de alcanzar las costas de Australia, Alaska y la India.

El simple hecho de que Corea del Norte posea misiles capaces de alcanzar objetivos a más de 3000 kilómetros de sus fronteras ya es preocupante. Pero Francia, Reino Unido, Israel o Estados Unidos también tienen ese tipo de armamento y nadie se escandaliza por ello.

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Aunque a muchos les gusta especular e imaginarse un escenario de guerra que pudiera enfrentar a potencias como China o Estados Unidos, la realidad del S.XXI lleva a pensar que eso no ocurrirá. Hay otros muchos frentes abiertos por el mundo (Oriente Medio, África Central…), que quedan en conflictos locales o regionales, y que no adquieren dimensiones mundiales.

Con las tensiones en la Península de Corea se ha hablado mucho de una III Guerra Mundial, pero las posibilidades de que Rusia, China, Estados Unidos o Europa se vieran implicadas en el conflicto coreano son reducidas. En el mundo actual, el poder económico es más importante que el poder militar, y las cosas se arreglan antes en los despachos que en las trincheras.

Además, muchos expertos consideran que Corea del Norte «no es una nación suicida», y que está dispuesta a dialogar con Estados Unidos y con Corea del Sur. Algunos analistas apuntan que los medios de comunicación occidentales intentan presentar al gobierno norcoreano como un régimen belicista y dispuesto a acabar con la vida de toda la Humanidad, y que eso dista mucho de la realidad. Corea del Norte se siente amenazado y provocado por la presencia militar estadounidense en la zona, que indica un claro apoyo a Corea del Sur.

No sabemos si Corea del Norte está dispuesta a un suicidio colectivo en la región y quiere morir matando o son en realidad víctimas de el acoso militar occidental. Esperemos no tener que averiguarlo. Una guerra, sea donde sea y afecte a quien afecte, nunca puede ser bien recibida.